LOS BRITÁNICOS EN ESPAÑA NO QUIEREN QUE SU SUEÑO EUROPEO ACABE EN PESADILLA

Michael HarrisMichael Harris (presidente de EuroCitizens) postula que la única forma de forjar una Europa fuerte y resistente a los nacionalismos xenófobos es fomentar una ciudadanía que se sienta realmente europea, avanzando desde la UE de los estados a una Europa de los ciudadanos. Esta transformación puede comenzar con los 1,2 británicos que residen en la UE-27.

En la campaña del referendum del Brexit hubo muchas mentiras, pero ganó la opción de salida por las décadas de manipulación de sectores de los medios británicos y la práctica habitual de los políticos de culpar a Europa de todo lo malo. Otro factor en el ajustado resultado (52%-48%) fue la exclusión de la mayoría de los 1,2 millones de británicos residentes en la UE, por llevar más de quince años fuera del país, y de los tres millones de ciudadanos europeos que viven en el Reino Unido.

Ambos colectivos han sido y serán los más afectados por el Brexit. Con el actual borrador del acuerdo de salida, verán rebajados sus derechos y complicados sus futuros. El 29 de marzo de 2019 los británicos en Europa perderán su condición de ciudadanos europeos. Al terminar el periodo de transición (31/12/2020) solo podran vivir, trabajar u ofrecer sus servicios en su país de residencia, algo que hará imposible para  muchas personas ganarse la vida como lo han hecho hasta ahora.

¿Por qué ha pasado esto a pesar de las generosas promesas de políticos como May y Barnier? Desde el comienzo de las negociaciones, el gobierno británico se ha preocupado más de rebajar los derechos de los europeos que de defender los de sus propios ciudadanos. Como reacción, la UE ha adoptado una visión legalista, viendo a los británicos en la UE ya como nacionales de un tercer país, con todas las consecuencias.

Cuando pensamos en cómo fortalecer la UE contra los nacionalismos autoritarios e intolerantes, el Brexit es ilustrativo. Se podría mejorar la política de comunicación europea, incluir la educación sobre Europa en las escuelas o realzar la contribución financiera de la UE en los ayuntamientos y autonomías. Sin embargo, la actual Europa intergubernamental, donde el poder queda en manos de los estados más poderosos, nunca podrá inspirar la lealtad y simpatía de la mayoría de su población. Hacen falta reformas de calado para dar más poder al parlamento europeo, listas electorales transnacionales y un presidente de la Comisión elegido por el parlamento.

También urge crear una ciudadanía europea desligada de la nacionalidad. Un primer paso sería aceptar que los 1,2 millones de británicos en Europa no pierdan su estatus de europeos. La mayoría de nosotros hemos venido a vivir en Europa, no en un solo país. Hemos vivido nuestro sueño europeo y contribuido en las comunidades donde residimos. Una parte significante trabajamos a lo largo de la Unión y no solo en un país. Muchos de nuestros hijos quieren estudiar y vivir en otros países europeos. Por encima de todo nos sentimos profundamente europeos.

Esperamos que, por lo menos, la Comisión Europea escuche las peticiones insistentes del Parlamento Europeo para conservar nuestros derechos relacionados con la libre circulación. Los eurodiputados parecen ser los únicos en darse cuenta de la importancia de tratar bien a este pequeño grupo de europeos. Marginarnos, quitarnos gran parte de nuestros derechos, despojarnos de nuestra condición de europeos por un referendúm en el que no pudimos votar envia un claro mensaje al mundo de que, para la UE, los estados son más importantes que las personas. En nuestra opinión, no se puede construir una nueva Europa sobre las cenizas de nuestros derechos.

 El 23 de mayo (18h sede del Parlamento Europeo, Paseo de la Castellana, 46), EuroCitizens organiza una mesa redonda, El Coste Humano del Brexit: las implicaciones para los ciudadanos españoles y británicos. Puede inscribirse en el siguiente enlace:    https://formstack.io/2B0FE

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