La Gran Coalición alemana, en peligro. CDU y SPD se hunden, también en Hesse.

Alemania elecciones HesseNo es que se desgañitara, porque no es su estilo, pero Angela Merkel había advertido una y otra vez en la campaña electoral del Estado federado de Hesse que se trataba de elecciones regionales, no nacionales, que se trataba de Hesse, no de Berlín, y que el votante que tuviera algún problema con el gobierno podría enviarle una carta, pero que, por favor, pensara en lo regional, no en lo nacional.

Según las encuestas, los ciudadanos de Hesse están  bastante satisfechos con la situación económica en el Estado, florecen Frankfurt, Kassel o Fulda, un sueño para cualquier gobierno, pero están irritados con Berlín, y han votado contra la coalición federal, como en Baviera a mediados de mes.

La CDU de Merkel, la primera fuerza en el Estado en los últimos 20 años, baja del 38,3% al 27,4%. Los votos del centro derecha se van en porcentajes iguales hacia los Verdes y hacia la ultraderecha de Alternativa para Alemania.

La canciller queda tocada. Doble debacle en un mes. En el próximo congreso de diciembre su puesto al frente del partido estará en discusión.

Se hunde también la socialdemocracia, que tras la guerra gobernó en Hesse, que reconstruyó el Estado. Pasa del 30,7 al 19,6%. Es su peor resultado histórico. Decíamos en crónicas anteriores que no tienen perfil. Sus votos se van a todos los otros partidos.

La democracia cristiana y la socialdemocracia pierden aquí, en conjunto, un 20 %, algo menos que en Baviera. Doloroso, dicen los democristianos; amargo, comentan los socialdemócratas. El SPD tiene que hacer frente a un reto: romper o mantener la coalición con Merkel.

La secretaria general del SPD, Andrea Nahles, ha sido muy clara y muy tajante: “La situación del gobierno no es aceptable. La coalición debe tener un programa claro. El SPD tiene que cambiar en las grandes cuestiones federales. El lunes haré una propuesta a la dirección del partido”. Las juventudes del SPD son más claras: adiós a la gran coalición.

Los grandes vencedores, aquí como en Baviera donde quedaron segundos, son los Verdes. Pasan aquí del 11,1 % de los votos al 19,5. “Hesse nunca ha sido tan Verde” exclaman sus dirigentes. Las grandes ciudades ya son de mayoría Verde, como en Baviera.

Y entra por primera vez en el parlamento regional la ultraderecha de Alternativa para Alemania, con el 13% de los votos. La televisión alemana, ARD, mostraba a los militantes del partido celebrando el resultado, cantando el himno nacional, algo normal. Lo preocupante era el aspecto de algunos personajes, de pelo rapado.

Democristianos y socialdemócratas registraron fuertes retroceso en las generales del año pasado. Tras varios meses de negociaciones  tuvieron que formar un matrimonio de conveniencia, que no es bien visto por la población.

A mediados de mes sufrieron un batacazo en un Estado tan importante como Baviera; en conjunto perdieron un 23 %, y la CSU,  la democracia cristiana bávara, su histórica mayoría absoluta.

Y caen ahora en Estado que tras la guerra fue de mayoría socialdemócrata y en los últimos 20 años, democristiana.

Los dos grandes, simplemente, han perdido la “narrativa”,  como dirían los analistas anglosajones. La gran coalición ha perdido su legitimidad, escribe en su comentario de urgencia el semanario Die Zeit.

Hesse es verde y hoy, más Verde. Sus bosques son el símbolo del alma alemana. Los hermanos Grimm recogieron allí sus narraciones, sus cuentos. SPD y CDU han desempolvado el de Caperucita, han intentado meter miedo: que viene el lobo, que viene el lobo…

Pero los democristianos que quieren la salida de Merkel no han votado a este partido, y los socialdemócratas que no quieren la gran coalición han retirado su voto al SPD.

En las conversaciones de la calle los temas federales se imponen a los locales. Sobre todo, la inmigración.

Cuando Merkel abrió la puerta a los refugiados, hace tres años, contaba con el 40 % de los votos. Hoy recibiría apenas el 25%, y la socialdemocracia se hundiría hasta el cuarto puesto, por detrás de Verdes y de la ultraderecha.

La Alternativa para Alemania alcanzó en las generales del año pasado el 12 % y está representada prácticamente en todos los Estados federados. Según los sondeos, será la primera fuerza el año próximo en el estado más importante del Este, el viejo reino de Sajonia.

Gobernar la gran potencia europea en esta condiciones, con los dos partidos históricos en caída libre y otros dos, Verdes y ultraderecha, en ascenso puede ser muy difícil, con coaliciones de, al menos, tres partidos. Esta Alemania no tiene nada que ver con lo que conocimos en las últimas décadas. Y se avecinan tiempos complejos, empezando por el Brexit y siguiendo con un posible parón económico. Habrá que abrocharse los cinturones.

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