Una sinécdoque que puede llevar a error: el Consejo Europeo no es ni Europa ni la Unión Europea

consejo EuropeoEn los medios españoles y europeos se está transmitiendo otra epidemia, además de la mortífera del coronavirus: la de confundir el Consejo Europeo con Europa o con la Unión Europea. Esta segunda epidemia no es mortífera, pero por ello no deja de ser muy nociva. Por ello decimos que es un sinécdoque, ya que se designa a un todo, la Unión Europea, por una de sus partes, el Consejo Europeo. De esta manera al errar el diagnóstico también va a llevar consigo que se equivoque la solución.

Así, podemos ver en los medios de comunicación en los últimos días, muchos titulares y explicaciones fundamentadas que señalan que “no se puede esperar nada de Europa”, “ayer ha sido un ejemplo más de la incapacidad de la Unión Europea”, “la UE no está a la altura de las circunstancias”, “la UE no ha activado ni va a activar las medidas necesarias”, “Europa vuelve a actuar tarde y con poca decisión, no es de extrañar que los ciudadanos se separen de Europa”, “división Europea ante el Covid-19”, cuando lo que están señalando es la división que hay en el Consejo Europeo, cuestión que no es lo mismo. Podríamos continuar con varios ejemplos con titulares parecidos.

El primer error es confundir Europa con la Unión Europea. Existe también el Consejo de Europa, que estos días está tomando algunas decisiones relevantes para luchar contra las consecuencias de la expansión del virus (organización que como es sabido existe desde el 1949 y se ocupa especialmente de la garantía de los derechos humanos y está formado por todos los países del continente Europeo, salvo Bielorussia. Solo poco más de la mitad de los Estados miembros del Consejo de Europa pertenecen a la Unión Europea). De alguna manera se puede disculpar esta primera confusión ya que los ciudadanos de la Unión son el 80% de Europa y, por tanto, aunque no es correcto se puede aceptar esta asimilación.

Sin embargo, la identificación del Consejo Europeo con Europa o la UE implica que su bloqueo es consecuencia de una incapacidad de la Unión, cuando es una incapacidad del Consejo Europeo (formado por los presidentes de los Gobiernos europeos y que deciden por el método intergubernamental que exige la unanimidad).

La legitima propuesta de nueve Estados miembros pertenecientes al euro (Bélgica, Francia, Grecia, Irlanda, Italia, Luxemburgo, Portugal, Eslovenia y España), para hacer frente a las consecuencias económicas y sociales de la pandemia provocada por el coronavirus, ha sido bloqueada en el Consejo Europeo del 26 de marzo. Sin embargo, la utilización de esta sinécdoque conduce a entender que lo que ha fracasado es Europa y no una de sus instituciones formada por los representantes de los jefes de Gobierno, el Consejo Europeo.

La Unión es una unión de ciudadanos y Estados y tiene una compleja estructura institucional de federalismo intergubernamental, dado que existen instituciones que son federales, como el Banco Central Europeo; otras que son comunitarias, como la Comisión Europea, que representa el interés común; y el Parlamento Europeo, que representa el interés de los ciudadanos; y otras intergubernamentales, como el Consejo Europeo, que representa básicamente los intereses de los Estados y, por tanto, las decisiones se toman por unanimidad.

De momento el Consejo Europeo, y antes el ECOFIN (Consejo sectorial de asuntos económicos y financieros) y el Eurogrupo (Consejo de los países pertenecientes a la zona euro), no han conseguido tomar las decisiones necesarias frente a la crisis, por diferencias naturales y comprensivas, ya que defienden el interés de cada uno de los Estados miembros y entre estos no tienen los mismos intereses. Sin embargo, espero que se tomen las decisiones pronto, que no serán exactamente lo que promueven los nueve Estados citados anteriormente, pero tampoco las de quienes se oponen, sino que serán unos acuerdos intermedios. Dado que el método intergubernamental exige la unanimidad, tiene la dificultad que necesita tiempo para obtener compromisos y hay momentos como el presente que la situación no lo permite.

Sin embargo, hay que recordar que el Banco Central Europeo, hace ya diez días, el 18 de marzo del 2020, y después de dudar dos días antes, tomó una decisión fundamental que lo siguieron otros bancos centrales, que era dotar de liquidez al sistema, de momento hasta

750.000 millones de euros, o “todo lo que sea necesario”, parafraseando lo que dijo Mario Draghi en agosto de 2012. En definitiva, esta decisión incidirá sobre el ciudadano, decisión que se tomó sabiendo de que había algún Estado importante que no lo quería, pero el sistema de decisión era federal y por tanto hubo acuerdo.

Por otro lado, la Comisión Europea ha tomado diversas decisiones directamente y otras que exigen la aprobación mediante el procedimiento legislativo ordinario, que necesita la aprobación del Parlamento y del Consejo. El día 26 de marzo, el Parlamento aprobó tres importantes decisiones, entre ellas el cambio en el Fondo de Solidaridad para aprovechar sus fondos para la lucha contra los efectos del virus.

Estas decisiones se aprobaron con casi unanimidad de los votantes, ya que, dependiendo de la decisión, hubo entre 670 a 680 votos a favor, solo 3 votos en contra y de 4 a 14 abstenciones, votando a favor todos los grupos políticos de la cámara. Con ello, se puede ver la unidad que existe en el Parlamento Europeo y de éste con la Comisión Europea.

¿Cuál es la conclusión que se puede sacar de lo ocurrido en los últimos días? A mi juicio la opuesta a la que surge de la utilización de la sinécdoque, ya que al identificar el Consejo Europeo con la Unión como si fuera lo mismo, y no solo una de sus instituciones, se entiende que la Unión Europea no funciona y que, por lo tanto, la solución es renacionalizar las políticas y fortalecer a los Estados nacionales, cuando en realidad lo que no funciona es el método intergubernamental de tomar decisiones del Consejo Europeo que exige unanimidad.

Sin embargo, el análisis expuesto de funcionamiento de las otras instituciones nos demuestra que la solución es la inversa, ya que el Banco Central, que trabaja en la lógica federal, ha tomado decisiones en la buena dirección, y la Comisión y el Parlamento también deciden pronto, con procedimientos extraordinarios, tomando las medidas necesarias y oportunas. Por tanto, la moraleja es clara: la Unión Europa, que es una unión de ciudadanos y Estados, debe reforzar el peso de las instituciones que representan a los ciudadanos y reducir la de los Estados miembros, que todavía tienen demasiado peso en algunos ámbitos.

Fue muy oportuna la iniciativa del Presidente Sánchez, en el citado Consejo Europeo del pasado 26 de marzo, al proponer, para solucionar el bloqueo, que los presidentes de las cinco instituciones: Charles Michel (Consejo Europeo), Ursula von der Leyen (Comisión Europa), David Sassoli (Parlamento Europeo), Christine Lagarde (Banco Central Europeo), y Mário Centeno (Eurogrupo), analizaran la situación e hicieran una propuesta conjunta. Esta sugerencia fue rechazada por Angela Merkel. Pedro Sánchez le replicó diciendo si no creía en las instituciones. De estos cinco presidentes, cuatro pertenecen a los Estados que han firmado la carta de los nueve, y por tanto posiblemente sean bastante compresivos con la propuesta de estos.

Podemos terminar señalando que efectivamente un no acuerdo en el Consejo Europeo ha sido malo para la Unión Europea y para Europa. La razón es que éste tiene que tomar decisiones por el método intergubernamental que exige unanimidad. Sin embargo, la UE tiene otras instituciones que están funcionando bien, por el método federal, el Banco Central Europeo, o el comunitario, Comisión Europeo y Parlamento Europeo. De lo cual se deduce que en la futura reforma habrá que extender este método y no al revés. La utilización de la sinécdoque para identificar el Consejo Europeo con Europa conduce a este completo error. En la hora del conjunto de las instituciones de la Unión Europa y no sólo del Consejo Europeo.

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