Unión Europea: primer paso hacia la protección de los alertadores

alertadores UETras años de presión, sobre todo por parte de la sociedad civil, y en especial de los sindicatos y asociaciones de periodistas, la Comisión Europea ha publicado una propuesta de directiva para proteger a los denunciantes o alertadores de asuntos de corrupción.

Hablamos de denunciantes que –especialmente- nos indican los manejos de quienes se enriquecen mediante negocios ilícitos y delitos financieros. Y no hay que olvidar que hay una correlación evidente entre el aumento de los índices de pobreza, por un lado, y el enriquecimiento ilícito y la corrupción por otro.

Así que hay que estimar ese primer paso hacia la aprobación de una directiva comunitaria que ampare a los “lanceurs d’alerte” (como se dice en francés) o “whistleblowers” (en inglés). Hasta ahora, muchos de esos denunciantes de la corrupción sufren represalias legales e intimidación de varias clases en estados que consideramos democráticos. Así lo dice un comunicado reciente de la Federación Europea de Periodistas. La fragilidad legal de gente como Hervé Falciani, refugiado en España y a quien detuvieron de nuevo el otro día, es un buen ejemplo.

El cuerpo y el alma de Europa

Una nueva narrativa europea para una ciudadanía comprometida

juan cuesta narrativaEuropa, en este momento, debe tener mucho más cuerpo que alma, mucha más materia que espíritu, muchos más proyectos y realidades que ideas inspiradoras.

En un primer momento la narrativa europea giraba en torno al poder de atracción de palabras como paz y progreso; no en vano arrancaba de la nefasta experiencia de las dos guerras mundiales vividas casi exclusivamente en nuestro territorio. Tuvo después  un nuevo impulso con la caída del Muro de Berlín, la desaparición de los bloques, el proceso hacia la Unión Política que abre Maastrich y la unificación alemana. Sin duda un excelente soporte para apalancar el trampolín hacia el futuro con palabras igualmente atractivas y propicias para relanzar proyectos como amistad, solidaridad, cooperación. Pero a estas alturas, para las nuevas generaciones europeas, esto es historia y difícilmente se pueden identificar con esta narrativa.

Y llegó 2008 y el estallido de la burbuja, la crisis económica y financiera y, con ella, cifras de parados nunca vistas, aumento de la desigualdad y depauperación creciente de amplias capas de la población. La fe ilimitada en la capacidad de autorregulación de los mercados o la especulación  como moneda de uso, chocó bruscamente con la realidad. Y también esos valores, querámoslo o no,  formaban parte del tejido de la narrativa europea. Difícil escenario para atraer otra vez a los jóvenes, difícil escenario para crear, para inventar, para motivar. Y sin embargo es más necesario que nunca.

La utilidad de Europa frente al nacionalismo y en la globalización

macron 1440x808Puede que la Unión Europea sea hoy el sujeto político más odiado por los nacionalistas y los más furibundos partidarios y radicales adversarios de la globalización real.

Es lógico.

Por un lado, la Unión es la primerademocraciasupranacional conocida en la historia y tanto su creación como su evolución a lo largo de seis décadas han estado en todo momento inspiradas por las ideas más alejadas imaginables del nacionalismo.

Un nacionalismo, no lo olvidemos, que fue la ideología dominante que, encubriendo profundos intereses económicos, provocó el estallido de los dos grandes conflictos que devastaronEuropaen el Siglo XX: la primera y la segunda guerras mundiales.

De hecho, podemos afirmar sin temor a equivocarnos que los padres fundadores del proceso de construcción europea suscribirían letra a letra la frase que el ultimísimo presidente FrançoisMiterrandpronunció ante el hemiciclo del Parlamento Europeo en 1995 -en una de esas ocasiones en las que uno puede decir aquello de “yo estuve allí”-: “El nacionalismo es la guerra”.

Pero no solo porque elnacionalismoprovocara esas hecatombes y los terribles crímenes contra la Humanidad que tuvieron lugar en ese período -empezando por el Holocausto- apostaron los padres fundadores por iniciar la aventura de la construcción europea.

Comunicación y ciudadanía en la UE

La Orfandad Mediática De La Unión Europea

Miguel Ángel Aguilar

Los medios de comunicación son pieza clave para la articulación de una comunidad de ciudadanos. De ahí la anomalía que supone la orfandad mediática de la UE, resultado de la inexistencia de medios informativos que merezcan llamarse europeos, es decir, que tengan presencia relevante en todo el ámbito geográfico, político, social y económico integrado por los países miembros. Es paradójico, aunque tal vez no, que los más próximos al cumplimiento de las condiciones sine qua non de europeidad —entre las cuales figura la observancia de una cierta neutralidad multidireccional— sean algunos medios informativos norteamericanos. Ese fue el caso del Internacional Herald Tribune, ahora transmutado en The New York Times, o el de la cadena televisiva CNN.

Entre los medios radicados en nuestro continente se pudo pensar que el Financial Times o la BBC desempeñarían también ese papel, pero llegado el momento han acabado enseñando su bandera británica y en cuanto al proyecto de Euronews di­gamos que es la demostración del abandono de los afanes por impulsar una constelación mediática que fuera capaz de escrutar con toda exigencia a la UE y de emplazarla desde una perspectiva comunitaria sin adherencias nacionales desnaturalizadoras.

Complejidad de un espacio plurilingüístico

El puzle lingüístico de la UE añade dificultades de circulación para los me­dios que pretendieran expandirse y ser accesibles en igualdad de condiciones en todo el entorno europeo. Unas dificultades atemperadas por el fenómeno espontáneo de la adopción del inglés como lengua vehicular. Podría pensarse que el Brexit, la retirada del Reino Unido que se está negociando en Bruselas, pudiera dejar a ese idioma sin asidero institucional para continuar siendo lengua oficial, habida cuenta de que ya no lo sería de ninguno de los restantes países miembros del Club. Pero, por el contrario, esa condición de idioma exento sin país valedor podría potenciar su funcionalidad como recurso instrumental, porque su uso en absoluto representaría concesión o ventaja para cualquiera de los usuarios, al haber dejado de ser idioma propio de ninguno de ellos.

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