Copenhague: la montaña parió un ratón

logoasoc-02Fracaso estrepitoso. Sin paliativos. Lo de Copenhague es un error de proporciones planetarias. Y no valen paños calientes, o sea la letanía habitual de que es sólo un primer paso. Ya son demasiados primeros pasos. Hace dos años en Bali se reunieron  11.000 personas rodeados de grandes expectativas y acabaron acordando sólo una agenda de trabajo para preparar la cumbre del Clima de Copenhague.

Vamos a echar de menos a Xabier

logoasoc-02Sus amigos, los diplomáticos europeos y de América, la del Norte, le llamaban siempre Xavier. Les resultaba imposible pronunciar la rotunda jota hispánica de su nombre.

Solana llegó a la cartera de Exteriores desde Educación en 1992. Todo era nuevo. En un día  hacía la ruta aérea Madrid-Berlín-Copenhague-Luxemburgo. En el avión preguntaba si los daneses eran OTAN y UEO o sólo OTAN.

Elecciones al Parlamento Europeo (I): Razones de una abstención presumiblemente record

Trescientos setenta y cinco millones de electores europeos están llamados a las urnas del 4 al 7 del próximo mes de junio para elegir a los 736 diputados que representarán a los ciudadanos de los 27 estados miembros de la Unión. Hemos dicho bien: están llamados, porque la cifra de los que acudan a votar será sensiblemente inferior. Digamos que el 30º aniversario del primer parlamento europeo elegido por sufragio universal no va a recibir el homenaje de las urnas. Será difícil alcanzar el 61,99% de 1979. Sinceramente será imposible.

En la anterior convocatoria, en 2004, sólo el 45,47% de los posibles votantes se acercó a las urnas. Un 56 por ciento de abstención en Europa y una cifra similar también en España, a pesar de que la cita fuera tan sólo unos meses después de las elecciones generales. Esta vez las previsiones son bastante más pesimistas.

De espaldas a una Europa en crisis

Los europeos no tienen interés por Europa. Entre ellos, los españoles se han convertido en uno de los mayores euroescépticos. Aquí, sólo el 27% de los ciudadanos manifiesta que votará en las elecciones que van a celebrarse entre el 4 y el 7 del próximo mes. Son datos del eurobarómetro que acaba de hacer público el Parlamento europeo. Más aún, el 75% de los españoles nos saben ni cuándo están llamados a las urnas.

El proyecto de Europa ha ido perdiendo interés paulatinamente entre los 27 países que componen la UE. Quizás, los nuevos adscritos contemplan el euro como un paraguas que les protegerá en la crisis que les afecta más que a otros territorios. A pesar de que tampoco están masivamente decididos a ir votar, algunos observadores estiman que sí lo harán condicionando la composición ideológica de la Eurocámara. Lo cierto es que las instituciones comunitarias nadan entre el descrédito popular que se han ganado a pulso: han dado muestras de un invalidante anquilosamiento. Adolecen también de los males de las políticas locales, elevados a la potencia de una inmensa extensión de más de cuatro millones de kilómetros cuadrados donde habitan casi 500 millones de personas. Y de una difícil amalgama: diferentes lenguas, historia, desarrollo, educación y un lema común, más deseable que real: unidos en la diversidad. El Partido Popular Europeo es el mayoritario en la Cámara, seguido del socialista.

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