El Proceso, una pésima teleserie en todas las cadenas

La tertulia de Europa en suma sobre los nacionalismos en Europa con el historiador Antonio Moreno. Y otras consideraciones.

foto david brunat“Sucederían muchas cosas, pero todo habría sido una comedia, una ruidosa y romántica comedia con alguna manchita de sangre sobre el bufonesco disfraz”. El Gatopardo. Tomasi di Lampedusa

“En Italia, la política ha entrado en la historia de la larga derrota de la razón”. Leonardo Sciacia

No he escuchado la radio en toda la mañana. Llego a casa. Son las 14 y 13 minutos, la conecto y oigo: “Carme Forcadell…”. La apago.

Por la tarde entro en un comercio a las 19 y 24. El dependiente tiene puesta la radio y se oye: “Jordi Soler ha estado en Londres…”Me pregunto: ¿Ha sucedido algo en la Rioja en los últimos meses? ¿En Córdoba o en Cantabria? ¿O en Yecla? No sabemos.

No sé si habéis caído en la cuenta, pero las portadas de los periódicos de los últimos meses han estado copadas por el monotema. Merece un estudio, no el tema, sino la atención prestada. Los informativos de radio y de TV han dedicado jornadas enteras a “la cosa”, y nosotros pegados a la pantalla o al transistor. ¿Por qué?

La gente de HBO debe estar boquiabierta. Los expertos de Netflix no deben entender nada. En las últimas semanas y meses se nos ha colado en casa, en todas las cadenas, una serie malísima que nos tuvo atrapados, en Puentedeume, en Yecla o en Alcalá de los Gazules. ¿Cómo es posible? Esto debe ser analizado con serenidad en los próximos años pero por publicistas y sociólogos, no por los politólogos, porque esto no aguanta un análisis serio.

Se habló de que se iba a producir un gravísimo choque de trenes, una gravísima crisis constitucional, la más dramática de la democracia, de precipicios. Estábamos todos acongojados. Había discusiones familiares hasta en Zalamea la Real, a favor y en contra. Pero no ha pasado nada. Res de res.

Parafraseando a Churchill, se podría afirmar que “nunca tan pocos han dicho más tonterías en menos tiempo”.

imagen sin titulo (5)Se ha representado una farsa sobre la que se han vertido y se siguen vertiendo todos los adjetivos y equiparaciones posibles, bufonada, botifarrada, astracanada. Berlanga, Alfredo Landa Torrente y Almodóvar, juntos y revueltos. Un gobierno con piernas, pero sin cabeza en la foto oficial. La caspa no tiene fin. Por atenernos a la actualidad, se podría equiparar a actuaciones de Chiquito de la Calzada, con ventaja para el cómico, claro.

Ahora resulta que aquel docudrama que nos contaban no iba en serio, sino que era simbólico, como un juego de niños.

Los que se concentran, cantan continuamente su oda a los segadores, aquellos que bajaron de la montaña- ¡que golpe de hoz!- cortando cadenas y otras cosas situadas por encima de los hombros. Pero en estos tiempos líquidos de Baumann solo se funciona a golpe de Tweet, pero fácil y tonto. No hay épica alguna.

Al fondo está siempre el lamento de un llamado “pueblo” que no lo es, apenas representa a la mitad, y no tiene más identidad común que la lengua y una historia manipulado hasta extremos pueriles como que Colón (Colom) salió de Pals (Gerona) y no de Palos (Huelva).

Y los eslóganes, pésimos, pero efectivos: nos roban, no nos dejan votar, nos pegan, nos meten en la cárcel. Lo último: y nos querían matar. Es agotador escuchar todos los días del año la queja del niño rico y aparentemente marginado. Ninguna inteligencia mediana puede soportar esto, como no lo soporta el análisis racional de las cosas para lo que hemos estado educados. Ahora, lo más importante del mundo es sacar a unos presos de la cárcel, no atender la educación, la sanidad, el medio ambiente, el desafío digital o el futuro de los puestos de trabajo.

DSC 8367Los historiadores, afirma Antonio Moreno, podemos intentar explicar cómo se llegó a esto, pero, por supuesto, lo que no podemos decir es cómo se arregla.

En todo proceso nacionalista, indica, había tres fases definidas: primero, la revelación; después, la dura travesía del desierto, y, por último, la llegada al paraíso.

Pero todos los métodos que estábamos utilizando hasta ahora se han quedado obsoletos porque aparecen nuevos factores, dice Moreno. Por ejemplo, la Padania, el valle del Po, no es un nacionalismo histórico, sino uno de nuevo cuño con alma fiscal, el norte rico de Italia que se quiere separar del sur pobre.

Otro ejemplo: Baviera. Fue independiente hasta 1918 y hoy es un Estado libre asociado al Bund alemán, pero sus fronteras no son las históricas, cedió una parte a Austria y recibió una parte de Franconia. La Baviera actual, puntualiza Moreno, es una entidad diferente al viejo reino.

Y cuando se habla de tensiones independentistas en Bélgica, hay que recordar que ese Reino es un invento británico para no tener al otro lado del Canal a una potencia sino un país pequeño, gracias a la fusión de la francófona Valonia y la flamenca Flandes. Pero Valonia, la tierra del carbón del acero, se hundió y emergió Flandes, antes pobre, que ahora no quiere saber nada de sus vecinos del sur.

En cuanto a Cataluña, dice el historiador, cada cual construye su historia, un relato nacional que no tiene por qué ser verdad, coincidir con la realidad. Y el catalanismo es un invento del periodo romántico, del nacimiento de la idea del Estado nación. (Un invento alemán, habría que añadir) Cambó hablaba en su momento de que “Cataluña tenia conciencia de su nacionalidad” En el fondo se trata de una demanda de autonomía por parte de las élites. En realidad el problema se agrava o se acelera con el hundimiento de 1898 y la respuesta de Prat de la Riva y Cambó con la creación de la Lliga, cuando nace un catalanismo de derechas, que será sustituido en los años 30 por Esquerra. Y tras las fallidas proclamaciones de la Republica en esa década y los años del franquismo llegamos al famosos debate del 78 entre nacionalidades y regiones, que no está cerrado.

5760El problema se agrava y estalla con la crisis de 2008, cuando se considera que el Estado no funciona y se buscan otras alternativas, la gestión propia.

Y en Europa ha quedado claro que este proceso no cuenta con apoyos porque podría sentar un precedente para la cantidad de reclamación que hay en diferentes países.

Y queda claro también que Putin está encantando con estas tensiones porque así puede devolver alguna de las patadas que le ha dado o le dan desde la Unión.

Pero hay que subrayar, indica Moreno, que el tiempo de construcción de un proceso nacionalista o independentista es muy lento y el del derrumbe puede ser muy rápido.

Quizá es la fase en la que estamos.

P.D.: Espero, supongo, que los historiadores no incluyan en sus manuales lo que sucede y ha sucedido en estas últimas semanas porque sería una pérdida de tiempo gigantesca. Causa sonrojo dedicar atención a esta charlotada, astracanada o botifarrada, ver a los compañeros de prensa, radio o televisión siguiendo a estos personajes grotescos. Se agotan los términos.

De hecho, haciendo zapping he visto a una señora, creo que autoridad municipal, de la que no se sabe si está a favor o en contra, si va por la derecha o la izquierda, y he cambiado inmediatamente de canal. Fin de la historia, que diría el poco apreciado Fukuyama.

viele katalanen reagierenP.D. 2: Hasta los medios internacionales, los muy prestigiosos y sesudos (hasta ahora), New Yorker, The Guardian, NYT o Der Spiegel, han entrado al trapo de la poética independentista. El diario británico, después de repetir cientos de veces los aparentes “resultados” del “referéndum”, sin decir que no era legal, seguía llamando presidente un día después de su cese al señor de pelo Beatle. Los alemanes no han parado entrevistar a jóvenes que lloraban emocionados cuando rozaban la libertad y el muy respetado y apreciado John Lee Anderson sigue equiparando en The New Yorker a 30 de octubre a los guardias civiles con los paramilitares, las peores bandas ultraderechistas latinoamericanas o el New York Times llamando a Junqueras vicepresidente a 1 de noviembre.

A falta de buenas historias, agotada la crisis de los refugiados, de Iraq, de Siria, los medios llegan a la vieja tierra de bandoleros parar narrar una historia, propia del tardoromanticismo decimonónico. Solo les faltaba que el Montseny o el Alto Ampurdán se hubieran convertido en una Sierra Maestra para cerrar el ciclo.

P.D.3: Conozco desde hace varias décadas a un ya ex “embajador” de la autodenominada “Republica catalana” en un país europeo cercano. Era colega en la radio y después en la TV. Siempre mostraba, sin ningún, freno su pasión independentista. Encontrábamos puntos comunes de discusión porque él es de un pueblo de Lérida y yo pasaba en Lérida los veranos en el pueblo de mis abuelos, Alfarrás. Mi madre, que hablaba profusamente catalán en la intimidad, llego allí con diez años y mi hermana mayor nació en esa localidad. Mi madre me recitaba la matraca que les meten allí a los niños en su más tierna edad, desde una época inmemorial: Sóc català, porto barretina, i a qui em digui res li tallo la sardina. Lo primero se entiende y lo segundo, le corto la sardina, creo que también.

DSC 8425Hablaba hace unos días del “ex embajador” con otro compañero, hoy portavoz de una muy alta instancia del Estado. Le decía que aquel era independentista de toda la vida y el portavoz y colega me dijo que no, que el “ex diplomático” había ido siempre a lo suyo, con la izquierda, con la derecha, con Roures o con lo que tocara. En su caso, como en el de los muchísimos dirigentes, como hemos visto estos días, su catalanismo era transversal, es decir se trataba de tener tarjeta de crédito, coche oficial y despacho, a cambio de repetir machaconamente las mentiras históricas, el agravio.
Sustituí al ya ex “embajador” en una corresponsalía y me llevó a tomar café al Automóvil Club de la bella ciuudad, suelos de madera, sillones de cuero, olor a nobleza, retratos de nobles varones. Me decía que debajo de la oficina, en una cafetería normal no se podía tomar nada. Él, que era de un pueblecito de la parte más seca de Lérida. El independentismo, no su calidad profesional, le había elevado a cotas tan altas. Cuando llegaba a la ciudad un dirigente catalán hoy retirado, antiguo residente del Hotel Palace de Madrid, se iban iba a comer al mejor restaurante, con estrellas Michelin, please. La tarjeta de crédito era la que pagaba. Es lo que tiene ser independentista, clase, lujo y señorío.

Ser independentista te permite hacer carrera de mayor. Si eres historiador te permitirá participar en la Academia (catalana) de reescritura de la Historia. Ser Presidente de la Sociedad de medios (catalanes) o del Audiovisual (catalán). Si eres ingeniero aeronáutico podrás participar en el Instituto espacial (catalán). Si eres panadero, podrás ser presidente de la Red estatal de panaderías (catalanas) de masa-madre. O, como mi colega, ser “embajador” de una República inexistente. Eso sí, con tarjeta de crédito y coche oficial, con banderita, me imagino.

P.D. 4: Ahora, muchos periodistas y medios catalanes se asustan al ver que se ha llegado muy lejos después de décadas de entonar de manera interesada el canto al nacionalismo. Tanto remarcar el hecho diferencial ha llevado al abismo del independentismo.

5760Han sido muchos años de comidas pagadas en los mejores restaurantes, de relacionarse con los llamados “líderes”, de decir: Pep o Joan me han contado tal y cual, de hacerse los interesantes. Ahora, algunos ilustres que antes solo escribían y ahora salen en televisión, con lo que les puede ver la familia, afirman con gesto ampuloso, como si acabaran de releer a Aristóteles, pero con la papada bien alimentada, que “el presidente ha iniciado una nueva narrativa muy interesante en Bruselas”, cuando lo que ha hecho, hace y hará es el ridículo más espantoso.

Por cierto, el señor del flequillo, en el caso de que no sea entregado por Bélgica, tendrá que pasar allí mucho, mucho tiempo, porque en el momento que llegue al Prat o a La Junquera será detenido. Y esto, de momento, no lo está contando nadie.