Europa. Elecciones en tiempos de Fake News. Peligro.

Las próximas elecciones al Parlamento europeo en la tertulia de Europa en suma, con María Andrés, representante de la Cámara en Madrid. Y otras consideraciones previas sobre elecciones en tiempos de Internet.

f0En primer lugar habría que desterrar de una vez ese  maldito término anglosajón que se impone en todas las informaciones y mesas redondas, que utilizan y  utilizamos para aparentar ser más modernos. En castellano se dice bulo y no lo han inventado los norteamericanos, es tan viejo como el mundo. Si ir más lejos, nos contaron el bulo sobre la creación del mundo, que tuvo y sigue teniendo  mucho éxito y que se opone a la lógica y a la razón. Pero nos gustan las historias, y, sobre todo, los cuentos. Y cuanto más exagerados, mejor. Ese es el problema.

Sea como sea, el año próximo se celebran elecciones al Parlamento europeo, y tenemos un bonito panorama en prácticamente todos los países de la UE.

En el Reino Unido nadie sabe a esta hora si van a servir el Brexit muy hecho, poco hecho o al punto. Y las consecuencias pueden ser terribles para ellos y para nosotros.

f1En el gran país de la Unión, Alemania, la canciller está en bancarrota. Hasta su candidato a la presidencia del grupo democristiano sale derrotado. Lo nunca visto. La coalición hace aguas. La socialdemocracia se hunde.

En Italia gobierna la coalición Populistas-Populistas, que amenaza con hacer efectiva su revuelta contra la austeridad y contra el Euro.

En Suecia, una de las cunas  de la socialdemocracia, paraíso que fuera para la emigración, asciende la derecha xenófoba. En Austria la tenemos en el gobierno.

En Francia, el presidente, al frente de un ¿Movimiento?, está en caída libre. Al fondo a la derecha, amenaza el Frente Nacional.

De nuestro país, mejor no hablar, porque nadie sabe muy bien de qué va esto.

Así que en este “contexto” iremos a las elecciones. Muy bien.

Casi todo lo que nos llega hoy viene hoy a través de los llamados nuevos medios “sociales”, a los que somos adictos. Recibimos tantos impactos al día que estamos anestesiados o inmovilizados por la avalancha, no de datos, sino de ruido.

f2En realidad, no hay conocimiento, afirma James Bridle en su libro La Nueva Edad oscura. Tecnología, el fin del futuro.

No hay discurso. Antes, los grandes medios de comunicación, periódicos o televisiones generalistas,  estructuraban el mensaje, bien, mal o regular. Pero tuvimos, como diría Tony Judt, las tres décadas prodigiosas en Europa del 45 al 75, con democracia, libertad y crecimiento.  Hoy, la polifonía es simplemente caótica.  La esfera pública esta desorganizada y la sociedad, “balcanizada”. Trump ya no necesita a los periodistas o  a las agencias para transmitir sus ocurrencias. Le basta con Twitter. A todos nos basta con Twitter para armar más ruido, por otra parte efímero. La ver dad importa poco.

El optimismo que acompañó a la llegada de Internet se ha visto reemplazado por una profunda incomodidad. Las tecnologías, que iban a liberarnos, han incrementado las desigualdades sociales y han creado un clima político explosivo en todo el mundo, asegura la profesora de Harvard Shoshana Zuboff en su último libro, La era del capitalismo  vigilante.

No hay Autoridad, la vieja Auctoritas, la capacidad moral de exponer una opinión. Antes, el maestro transmitía sus conocimientos a los alumnos, reconoce el catedrático Fernando Vallespín. Ahora, dice, explico algo en clase, pero los alumnos lo consultan en Internet y me responden que no es verdad. Y yo les digo que las páginas simples de Internet que dan a respuesta todo, mienten, señala el profesor.

Hoy ya no leemos. Nos alimentamos de píldoras de información. En realidad, Twitter llega a ser muy largo. No hay un discurso armado, todo va a la velocidad de la luz. Todo el mundo se queja de todo. Súbitamente hay que solucionar todos los problemas de la humanidad.

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El Oeste de nuestro continente  lleva siete décadas  sin guerra, algo impensable en los siglos anteriores, pero parece que estamos al borde del abismo.

Hace 30 años, uno de cada tres ciudadanos del mundo vivía en extrema pobreza. Ahora solo uno de cada diez.

No hay un consenso sobre la realidad y en ese vacío actual son posibles todas las manipulaciones a favor de los populismos, soluciones simples a problemas complejos, o los nacionalismos, el refugio en una Patria idealizada, inventada, frente a los males del mundo.

Y en este marco se celebran las elecciones al Parlamento Europeo en las que se supone que ascenderán no ya los elegantes euroescépticos, sino directamente los eurófobos, contrarios a la Unión. Y ya tenemos asentado en Italia a uno de los Grandes Manipuladores, a Steve Bannon, que catapultó a Trump con bulos, aunque luego fue expulsado por el frenético presidente.

Está claro que las elecciones se van a jugar a favor o en contra del proyecto europeo, y no tanto entre derechas e izquierdas, indica  María Andrés, directora de la Oficina del Parlamento Europeo en España. Hubo un cambio con la crisis de los refugiados de 2015, precisa. Pasamos de la tensión Norte-Sur por la crisis económica, a la Este-Oeste por la llegada de emigrantes. Y muchos países aparecen como más ensimismados, más derechistas, más nacionalistas.

f4Cierto es, reconoce María Andrés que en medio de estas tensiones, Brexit y nacionalismos, es muy difícil explicar las ventajas de pertenecer a la UE. Y en Europa se está tendiendo más hacia los perfiles autoritarios para resolver los problemas que hacia la defensa de la democracia. En medio, Bruselas parece paralizada, y muchos países no quieren ceder ante la capital de la Unión

Está claro de que hay un peligro, que el euroescepticismo triunfe en estas elecciones, subraya la representante del Parlamento. La cámara de la UE quiere hacer por primera vez una campaña proeuropea, queremos movilizar a voluntarios para que difundan el mensaje a favor de la participación que suele ser muy baja en estas elecciones,  43,1 % de media en Europa en las de 2014. En España puede haber más participación, pero porque coincidirán con las municipales y autonómicas. Tenemos que luchar, dice Andrés, no solo contra los euroescépticos, sino contra la abstención, contra la idea que tiene la gente de que Europa es una cosa muy aburrida.

Lo que no está bien, señala un participante en la tertulia es que sean los partidos los primeros que no respetan las elecciones al no presentar buenos candidatos, sino que reservan estos puestos como lugar de retiro para viejas glorias.

Sí, reconoce María Andrés, falta liderazgo, pero también es verdad que cuando se hacen bien las cosas los partidos o los gobiernos se atribuyen los méritos, y cuando van mal  la culpa siempre es de Bruselas.

f5Otro problema. Varios participantes recuerdan que en las campañas  de las europeas nunca se habla de Europa.

Menos en Italia, subraya nuestro compañero Mauro, italiano. En mi país, dice, se va a hablar en esta campaña mucho de Europa y no para bien. Y es un grave problema, porque los dos partidos gobernantes, euroescépticos, Liga y Cinco Estrellas, cuentan con el 60% del voto según las últimas encuestas. Y ya han dejado claro que no obedecen a Bruselas en asuntos como la contención del déficit presupuestario.

Lamentable, concluye un tertuliano. Si un día desaparece la Unión, solo entonces, nos daremos cuenta de todo lo positivo que tenía.

Así que estamos a tiempo, y sigamos el consejo del Parlamento: Esta voz voto.

El problema es a quién. Nada menos.