“¡Menos mal que estamos en la UE!”

El acuerdo sobre la salida de Gran Bretaña coincide con nuevas iniciativas para la reforma del euro, que ayuden a los países europeos a proteger sus economías frente a futuras crisis.

May JunckerSe ha dicho y repetido que David Cameron podría pasar a la historia como el peor primer ministro que ha tenido nunca la Gran Bretaña, por el resultado del referéndum de junio de 2016, que él convocó, y sus múltiples y lamentables consecuencias… para Europa y para el Reino Unido. Con cierta razón pudo Cameron echar parte de la culpa de aquel resultado a la actitud tibia, ambigua y poco constructiva del líder de la oposición laborista: el mensaje de Corbyn fue cualquier cosa menos un apoyo sincero al proyecto europeo (que no comparte) y a la permanencia de su  país en la Unión Europea.  

Ahora bien, su sucesora Theresa May ha hecho méritos más que suficientes en estos dos años para competir por ese dudoso puesto en la historia británica. Si insólito y desafortunado fue el error de cálculo de Cameron con el referéndum, no menos disparatado resultó el de ella,  cuando convocó elecciones anticipadas sin ninguna necesidad, con el argumento de que necesitaba una mayoría parlamentaria más amplia y mayor capacidad de maniobra para negociar con Bruselas un Brexit que resultara lo más beneficioso posible para Gran Bretaña. El resultado fue desastroso: los conservadores perdieron la mayoría de que disfrutaban, el liderazgo de May quedó herido de muerte y la negociación para la salida de la UE ha resultado un camino agónico y humillante para la líder conservadora y para el país.

Así las cosas, solo si la Cámara de los Comunes se aviniese a aprobar finalmente (cosa que a estas alturas no está asegurado, ni mucho menos) el acuerdo sobre el Brexit firmado el 25 de noviembre en la cumbre de Bruselas, podría la señora May ganar puntos suficientes para salvar en parte su legado como primera ministra y no terminar su mandato de un modo absolutamente catastrófico.Parece claro que lo que se ha firmado, después de veinte largos meses llenos de sobresaltos, es, como se ha dicho, “el mejor y el único acuerdo posible”.  Así lo han dejado claro los líderes europeos, y así lo proclama también la propia Theresa May, para intentar convencer a los diputados británicos de que acepten lo acordado pensando en el bien del Reino Unido. El escenario que se abriría, si se impusiera el rechazo, sería muy difícil de gestionar, y las salidas, muy difíciles de imaginar. 

Como se comentó durante la última tertulia de Europa en Suma, todos los países han tenido malos momentos en alguna etapa de su recorrido histórico debido a la actuación de sus dirigentes: momentos cercanos al ridículo internacional; pero parecía que Gran Bretaña se había salvado de algo así. Bueno, pues parece claro que los británicos han vivido y están viviendo ahora un momento de esos.

Por supuesto el asunto del Brexit tenía que colarse inevitablemente en cualquier charla relacionada de cualquier forma con la Unión Europea. Y salió, naturalmente, en la tertulia en la que Europa en Suma tuvo como invitado especial al exministro de Economía, Román Escolano, que fue también vicepresidente del Banco Europeo de Inversiones, y al que habíamos pedido que nos contara sus impresiones sobre las turbulencias monetarias, sobre las amenazas al comercio multilateral y sobre el euro y el futuro de la Unión Económica y Monetaria.    

Y el hecho es que, a pesar de las turbulencias y las incertidumbres, Escolano se muestra relativamente optimista sobre las posibilidades de culminar la reforma de la eurozona, y lo explica con una claridad y un estilo pedagógico que se agradece mucho. Deja claro que el MEDE (el Mecanismo Europeo de Estabilidad) es una realidad, y que ya no se podría producir una crisis como la del 2009 y 2010, porque entonces no había instrumentos para enfrentarse a las amenazas y ahora sí: una crisis como la de GreMaycia no habría sido tan grave en las circunstancias actuales y el  contagio, entonces, se podía haber evitado.  Pero aclara que hace falta también ese Fondo Europeo de Garantía de Depósitos, que los países ricos del norte no ven tan urgente porque ellos insisten en que antes de mutualizar los riesgos hay que hacer reformas para disminuir drásticamente esos esos mismos riesgos. Román Escolano subraya que puede ser al revés: mientras no se cierre totalmente la arquitectura del euro y se tapen todas las grietas, el sistema será vulnerable: por el contrario, el riesgo ante los efectos de futuras crisis disminuirá significativamente cuando se completen los mecanismos de estabilización y el sistema se cierre al cien por ciento.

Lo de un embrión de presupuesto para la eurozona parece más complicado de poner en marcha que lo del MEDE (precisamente por las reticencias de los del norte),  y sin embargo ahí está esa esperanzadora propuesta lanzada por Francia y Alemania. Y se hace necesario: sin duda estamos mejor y más preparados que hace años, pero con el MEDE no basta, aunque es de destacar que ha habido, sí, importantes avances. Por ejemplo, los mecanismos de supervisión bancaria funcionan mejor.  También habría que pensar en una mejor gobernanza del euro (por que ahora “mandan muchos”, y así es difícil), y pensar en una especie de alto representante, como en el caso de Federica Mogherini en Política Exterior y de Seguridad, pero para el Eurogrupo.

El optimismo relativo de Román Escolano, con todo, no le lleva a descartar nuevas crisis, cuando los amigos de Europa en Suma le preguntan por el asunto. De hecho, se puede contar con un cierto frenazo económico, quizá a dos o tres años. Hoy por hoy, Alemania ha ralentizado su crecimiento, y las ventas de coches han disminuido de forma alarmante: culpa del dieselgate y de las necesidades en el terreno medioambiental. Todos deberían hacer un esfuerzo importante para reducir la deuda (lo cual no es fácil de gestionar) considerando, sobre todo, que es de esperar, y no tardando mucho, una subida de los tipos de interés que todo el mundo sabe que ha de producirse. La etapa de Draghi al frente del Banco Central Europeo, que ha sido una bendición del cielo para salir de la recesión, está a punto de concluir. Gracias su gestión, ocurra lo que ocurra, ya no será como antes.    

tertulia 2Hablamos también sobre el aislacionismo agresivo de Donald Trump, que parece estar dándole buenos resultados en el interior de Estados Unidos, porque, entre otras cosas, cuenta con el apoyo del lobby empresarial norteamericano, que ve al presidente apuntarse tantos frente al tradicional e innegable proteccionismo de China. Trump da la impresión de hacer pasar por el aro a sus adversarios en el mundo. Pero con ello está haciendo pedazos el multilateralismo, y poniendo en peligro a la mismísima Organización Mundial de Comercio (O.M.C.) y todo el sistema económico mundial. Ese es el riesgo.

En fin, con Román Escolano hablamos también de la necesidad imperiosa de que la toma de decisiones en la Unión Europea regrese al ámbito comunitario, después de haber permanecido largo tiempo prisionera de lo intergubernamental.

Y respecto a España, se impone seguir creciendo y, en consecuencia, recaudar más y poder seguir reduciendo el déficit. Y junto a ello ser conscientes de la utilidad y la tranquilidad de formar parte de la Europa integrada, porque, fuera, estaríamos bastante peor. Como dijo nuestro invitado, al acabar el tiempo de la tertulia, “¡Menos mal que estamos en la Unión Europea, verdaderamente!”.  

Y viendo la situación en Gran Bretaña, y los riesgos y las inseguridades que se viven en ese gran país, a consecuencia de ese paso en falso que ahora tantos lamentan haber dado, es la mejor conclusión posible. ¡Menos mal!  

 

 

 

 

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