La conferencia sobre el futuro de Europa mejora, pero no de forma suficiente

Conferencia Sobre El Futuro De Europa

 

Se preguntarán ustedes por qué volvemos al tema de la Conferencia sobre el Futuro de Europa. Las razones son tres: la primera es la inauguración oficial de la Conferencia; la segunda, que en España sigue pasando desapercibido este debate; y la tercera es que entendemos que está siendo en parte desnaturalizada como consecuencia de su composición y las normas de funcionamiento.

En este sentido, el pasado 9 de mayo, Día de Europa, se inauguró en Estrasburgo la Conferencia sobre el Futuro de Europa con la participación del presidente Francés Emmanuel Macron; el presidente del Parlamento Europeo, David Sassoli; el primer ministro portugués, Antonio Costa, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.

En dicho acto la audiencia y participación de la sociedad civil y de los ciudadanos, que es el objetivo de la Conferencia, quedó reducido a la posibilidad de que 27 estudiantes erasmus pudiesen realizarles preguntas a los tres representantes de las instituciones. Es decir, la Conferencia empezó al revés de cómo se supone que tiene que ser. En esta ocasión se desaprovechó la ocasión para que los representantes de las instituciones, por primera vez, escuchasen a los ciudadanos, comenzando, con ello, el ejercicio que supone la Conferencia.

La segunda razón es que en España seguimos completamente de espaldas a la CoFoE. Ha habido pocos artículos y bastante complacientes, salvo los del Movimiento Europeo, quienes seguimos siendo templadamente críticos. En Europa han sido publicados bastantes artículos, los cuales han sido, al mismo tiempo, muy críticos con la misma y, sobre todo, desde medios europeístas.

A modo de ejemplo, el 19 de abril, día que se lanzaba la Plataforma de la CoFoE, Andras Baneth en EU Observer escribía el artículo “Simplemente cancelad la Conferencia sobre el Futuro de Europa”, afirmando que ante la escasa participación de los ciudadanos y la sociedad civil esta no tenía sentido.

De igual forma, el 26 de abril en el medio L’Opinion Mathieu Solal publicaba el artículo titulado “La Conferencia sobre el futuro de Europa comienza con malos auspicios", donde señalaba que la génesis del proyecto liderado por Emmanuel Macron no fomenta el optimismo. Sin ánimo de ser exhaustivo, el 10 de mayo, el profesor Alemanno escribió el artículo, algo más moderado, titulado “Por qué debemos seguir la Conferencia sobre el Futuro de Europa”.

En la última semana han publicado en la Revista del Parlamento Europeo varios eurodiputados seniors artículos en los que llaman la atención sobre el peligro de que la Conferencia degenere en un mero “hablar por hablar”. Por su parte, Stefan Lehne el 13 de mayo señalaba que si el futuro de Europa será decidido por esta Conferencia debemos estar extremadamente preocupados. También cabe destacar el artículo de Ludivic Lamant publicado en Mediapart, dirigido por el antiguo director de Le Monde Diplomatic, un día más tarde titulado “La Unión Europea vuelve a intentar una Conferencia para salvar su futuro”.

Todos estos artículos son ejemplo de cómo en la Unión Europea, y especialmente en Francia, se está siguiendo el debate de la Conferencia sobre el Futuro de Europa con una cierta preocupación y crítica ante la posible desnaturalización de esta. No es de extrañar que en España estemos de espaldas ya que la inauguración no fue retrasmitida por ninguna cadena de televisión, como tampoco ocurrió con la firma de la Declaración Interinstitucional el 10 de marzo, ni el lanzamiento de la Plataforma el 19 de abril.

La tercera razón es precisamente esta y es que desde el Movimiento Europeo seguimos muy preocupados por la composición y por las Normas de Funcionamiento de la CoFoE. Hay que señalar que la última decisión adoptada por la Consejo Ejecutivo de la Conferencia formado por los tres copresidentes el mismo 9 de mayo, horas antes de la inauguración, se mejoró la composición al incluir en el Plenario de la Conferencia 80 ciudadanos de los Paneles, que serán elegidos por sorteo aleatorio; 27 ciudadanos de los eventos nacionales y el presidente del Parlamento Europeo Joven. Además, la participación de la sociedad civil, si bien se ha incrementado, queda reducida a 8 asientos, junto a otros tantos para los interlocutores sociales y 18 para el Comité Económico y Social y el Comité de las Regiones respectivamente.

Todavía no se sabe en qué consiste esta participación de los ciudadanos y de la sociedad civil, ni tampoco quiénes serán los delegados que irán en representación de los eventos nacionales ni cómo se repartirán los 8 puestos de la sociedad civil. Sin embargo, el Parlamento Europeo ya tiene decidido cuántos van de cada grupo político. En este sentido habrá 28 delegados del Partido Popular Europeo, 23 del grupo de Socialistas y Demócratas, 15 de Renew Europe, 11 delegados de Identidad y Democracia; 11 eurodiputados de los Verdes, 9 de ECR, 6 de la Izquierda y 5 de no inscritos.

En todo caso, a día de hoy -como podemos ver en los gráficos que se adjuntan, elaborados por el Movimiento Europeo Alemán y por Guiomar Gutiérrez-, en el Plenario habrá 433 miembros, de los cuales 309 representan a instituciones europeas y nacionales y, en la mejor interpretación, 124 representarán a los ciudadanos y a la sociedad civil en sentido amplio, teniendo en cuenta que 80 son, como ya venimos diciendo, elegidos aleatoriamente. Es decir, que únicamente 44 representantes de los ciudadanos y la sociedad civil no serán elegidos por sorteo.

Nosotros no dudamos de que los representantes del Parlamento Europeo y los de los Parlamentos nacionales, representen también a la sociedad civil y a los ciudadanos a través de la democracia representativa. Sin embargo, la diferencia entre la Convención Europea, donde están los representantes de las instituciones, y la Conferencia es, precisamente, la singularidad de la participación de los ciudadanos y la sociedad civil. Por lo tanto, si estos no tienen suficiente participación no haría falta que se convocase la Conferencia e iríamos directamente a la Convención Europea, como establece el articulo 48 del Tratado de la Unión Europea.

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