La hora de Europa frente al progresivo aislacionismo de Trump a los dos meses de mandato

Publicado originalmente en ladiscrepancia.com

Quién realmente se está quedando aislado son los Estados Unidos, donde, por un lado, ha roto con sus vecinos, con quién tenía un acuerdo de libre comercio, México y Canadá, y donde ha aplicado, o está anunciando medidas de subidas de aranceles de un 25%, cuya aplicación ha pospuesto en varias ocasiones.

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El 10 de marzo de 2025, en el Financial Times, se publica un artículo realmente representativo del estado de la opinión pública en el Reino Unido, y posiblemente en Europa.

El título es, traducido al español, “Trump va a hacer a Europa grande otra vez”, emulando su eslogan de la campaña presidencial. En su interior, señala que, aunque Trump no va a ganar el Premio Nobel de la Paz, sí “se le debería conceder el Premio Carlomagno”, por la labor que está haciendo para unificar Europa. El Premio Carlomagno es la distinción más elevada con la que se distingue a los líderes que fomentan la unidad europea.

Este artículo del Financial Times coincide con lo que venimos diciendo, tanto respecto al acercamiento del Reino Unido a Europa, que comentábamos en el artículo anterior en esta revista, como en relación a que los incumplimientos de los compromisos internacionales, y especialmente con Europa, que Trump está decidiendo suponen una gran oportunidad para la consolidación de la Unión Europea como actor global, en un mundo cada vez más incierto, y donde el liderazgo estadounidense del, hasta ahora, llamado mundo occidental, puede ser reemplazado por primera vez por un liderazgo europeo.

Sin embargo, llama la atención que en los medios españoles no recuerdan el importante efecto que tuvo la primera presidencia de Trump (2017-2021), en donde Europa se va a alejar bastante de Estados Unidos, especialmente, como consecuencia de la aplicación de la Estrategia Global de Mogherini (junio de 2016), y la puesta en marcha del principio de autonomía estratégica, que, a lo largo de esos cuatro años, se fue reforzando y consolidando, especialmente a través de Borrell como Alto Representante, entre 2019 y 2024.

Además, en esos años va a surgir el desarrollo de la política de defensa, por ejemplo, en 2017 con la Cooperación Estructurada Permanente (PESCO) y, especialmente, con las medidas que se adoptan, esto va a llevar a la reducción de compras de armamento estadounidense de forma progresiva, cuestión que entonces enfureció a Trump. Sin embargo, a partir de ese momento, la autonomía estratégica se ha ido consolidando, en gran medida gracias a él, y al impulso del Alto Representante Borrell, aunque en direcciones contrapuestas.

Al mismo tiempo, hay que recordar que, en esas fechas, se va a suscitar la necesidad de un refuerzo del modelo europeo. Incluso, el Parlamento Europeo solicita la convocatoria de una Convención para la reforma de los Tratados, por primera vez, en mayo de 2021, con objeto de reforzar el modelo federal europeo. Es decir, los medios se olvidan de que en su primer legislatura, ya hubo una reacción europea importante, tanto frente a su política exterior, como frente a su política comercial, climática, y a la consolidación del modelo propio, basado en el Estado del bienestar, es lo que se llamaba el efecto federador del Presidente Trump.

Por ello, creo que es posible pensar que, frente a la intransigencia de las decisiones ejecutivas adoptadas ahora, cinco años después, la reacción de la Unión Europea, por un lado, ya está siendo clara. Especialmente, desde que anuncia aranceles a Europa y, concretamente, desde la cancelación de la ayuda militar a Ucrania el 4 de marzo, en el que rompe los compromisos que tenía con la Unión Europea para hacer frente de forma colectiva a la agresión rusa a Ucrania, la Unión y el resto de los países europeos, están tomando conciencia del abandono de Estados Unidos a Europa. Incluso, está poniendo en cuestión la aplicación de los compromisos de la OTAN, que contemplan la defensa colectiva, en caso de una agresión exterior a uno de los Estados miembros.

La ausencia de Estados Unidos el 24 de febrero en Kyiv, en la conmemoración del tercer aniversario del inicio de la agresión rusa, donde estuvieron presentes 49 líderes políticos, especialmente de la Unión Europea y los presidentes de las tres instituciones, de otros países europeos y junto a aliados como Canadá y Turquía, y otros socios como Japón, reflejan el distanciamiento que se está produciendo de Estados Unidos con sus antiguos aliados y socios. Al mismo tiempo, lo que se puede ir observando de forma progresiva es que, esta idea de que Europa se queda sola es falsa. Lo que está ocurriendo a lo largo de estos últimos meses es que Trump está siendo el catalizador para unir a Europa, dando cohesión a la Unión Europea y, por otro lado, acerca al resto de socios europeos.

Quién realmente se está quedando aislado son los Estados Unidos, donde, por un lado, ha roto con sus vecinos, con quién tenía un acuerdo de libre comercio, México y Canadá, y donde ha aplicado, o está anunciando medidas de subidas de aranceles de un 25%, cuya aplicación ha pospuesto en varias ocasiones. Incluso, el 11 de marzo, ha amenazado al estado canadiense de Ontario de subir los aranceles al 100%. Asimismo, esto tiene repercusión con toda América Latina, donde la segunda medida que está produciendo un gran enfrentamiento con los latinoamericanos es la expulsión de 12 millones de migrantes, e incluso algunos nacidos en Estados Unidos.

En estas circunstancias, podemos decir que, precisamente, es la hora de Europa. A la Unión Europea le cuesta reaccionar, porque tiene un sistema de toma de decisiones muy complejo y, además, imperfecto, en donde propone la Comisión Europea, decide el Consejo, formado por los Estados miembros, y que tiene una composición heterogénea. Por último, en algunas cuestiones, especialmente legislativas, necesita también el apoyo del Parlamento Europeo. Está pasando desapercibido, que la Comisión cumple estos días los primeros 100 días de mandato y está ya dando pruebas de su eficiencia y efectividad.

Sin embargo, a pesar de esta complejidad, hay que llamar la atención del importantísimo acuerdo adoptado el pasado 6 de marzo en una reunión extraordinaria del Consejo Europeo, en la que la Unión se compromete, a 26 (excepto Hungría), a apoyar a Ucrania, sustituyendo a los Estados Unidos, y poniendo en marcha un ambicioso programa de rearme (a 27) nunca visto en la Unión Europea y los Estados miembros, precisamente porque son consecuentes de que las relaciones transatlánticas se están rompiendo y deben organizar una disuasión y defensa propia y autónoma.

Madrid, a 11 de marzo de 2025

Francisco Aldecoa Luzárraga

Catedrático emérito de Relaciones Internacionales en la UCM

Presidente del Consejo Federal Español del Movimiento Europeo