Aquí Europa, ¿hay alguien ahí arriba?

La tertulia de Europa en suma sobre la aventura espacial europea.

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Se cuenta en Polonia un chiste con el que se intenta  explicar por qué el país es tan creyente, tan católico. Porque con Rusia al este y Alemania al oeste, se dice, la única salida es hacia arriba, hacia las Alturas.

La Agencia Espacial Europea, conocida por sus siglas en inglés, ESA, no se ocupa de lo que sucede en las Alturas, no entra en cuestiones teológicas, sino en lo que pasa en las alturas por encima de nuestras cabezas, desde la mesosfera hasta los límites del universo.

El 7 % del PIB europeo depende del sistema de localización GPS que es estadounidense, inicialmente militar, hoy civil, por lo que de alguna manera estamos a merced de Washington. Por eso, al igual que Rusia tiene el Glonass y los chinos el Beidou, debemos contar con  nuestro sistema propio, el Galileo, que estará en funcionamiento dentro de unos años, subraya Javier Ventura-Traveset, portavoz de la ESA en España. El trabajo de la agencia, que acaba de cumplir 50 años, no es una opción, sino una necesidad.

 

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La ESA está integrada por 20 países de la Unión y dos extracomunitarios, Suiza y Noruega. España está presente desde el primer momento y hoy es el quinto país en importancia en la agencia lo que nos ha permitido contar con una gran experiencia en este campo, añade el portavoz de la ESA. Tenemos el centro de Villanueva de la Cañada para operaciones científicas y el de Cebreros, para el estudio del espacio profundo.

 

El trabajo de la Agencia, indica Ventura-Traveset, tiene tres grandes apartados: la cooperación, en la que trabajan miles de científicos; el desarrollo de la ciencia, la tecnología y sus aplicaciones y, tercero, los servicios para los ciudadanos, como el Meteosat, la observación de la Tierra, el estudio del cambio climático, Galileo, lanzadores y vuelos tripulados.

 

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Hoy, señala, tenemos 70 satélites en el espacio y ninguno ha dejado de funcionar. Uno de cada tres satélites de comunicaciones es europeo. Y esto es rentable: por cada euro que invierte la ESA, Europa recibe cinco como retorno.

Todo esto, comenta, tiene un efecto multiplicador: hacemos un satélite de comunicaciones Hispasat, que genera receptores y a su vez canales de televisión que suministran sus programas.

La ultima gran aventura espacial europea ha sido el posado de la sonda Philae trasportada por la nave Rosetta, lanzada hace nada menos que diez años, en el cometa 67P / Churyumov-Gerasimenko. De momento, asegura Ventura- Traveset, Rosetta está en buena estado  y esperamos que la Philae recargue sus baterías a medida que se vaya acercando al Sol.

 

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La ESA tiene un principio de justo retorno, indica Txema  Báez, ex representante de la agencia en España. Cada país, sus empresas, tiene que recibir la parte que aporta. Su presupuesto anual es de 4.000 millones de euros, lo que dividido entre 400 millones de habitantes da una inversión de diez euros por ciudadano/ año que es muy baja para lo que proporciona. Francia y Alemania, los dos granes países, ponen más que los otros, aproximadamente la mitad del presupuesto, y deciden más, en consecuencia.

Naturalmente, reconoce Báez, nos han afectado los recortes debido a la crisis. España ponía 200 millones y ahora 150. Pero lo más importante es que nuestro país tiene industria capaz de hacer frente a esta inversión. El sector también lo ha pasado mal, pero ha conseguido sobrevivir. Hoy las  lanzaderas más fiables son las europeas Ariane. Lanzamos un primer satélite para el Galileo con un Soyuz ruso que no funcionó.

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La ESA, comenta Txema Báez, tiene grandes proyectos para los próximos 15 años, como el estudio de las lunas heladas de Júpiter. Está claro que la Humanidad, una parte, tendrá que salir del planeta Tierra, siempre que consigamos vencer la gravedad y aquí  las investigaciones sobre el bosón de Higgs serán fundamentales.

El proyecto Apolo estadounidense era político, trataba de ganar la carera espacial a los soviéticos, comenta un tertuliano, que pregunta quién decide que en la agencia.

El criterio es científico, totalmente independiente de Bruselas, afirma  Javier Ventura-Traveset. A priori, en la ciencia nunca se conoce la utilidad de la investigación, aunque está demostrado que los científicos aciertan más que los políticos…

 

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Quizá el éxito de la ESA se debe, precisamente, a que está dirigido por ingenieros, libre de ingerencias políticas, porque más abajo, aquí en la Tierra y más en concreto en el espacio de la Unión del que se ocupa Europa en suma, las perspectivas son sombrías. La previsión es de estancamiento del crecimiento, por lo que no habrá una notable reducción del paro. Tenemos una deuda muy alta, 25 millones de parados y cien millones en el  umbral de la pobreza.

Porque en las otras “agencias” europeas, las que se ocupan de lo cotidiano, no mandan ni los científicos ni los políticos, sino los poderes económicos: para capear la crisis, la Unión se ha dedicado, básicamente, a sanear los bancos y no consigue que las empresas paguen los impuestos que les corresponden, en torno al 30 %, sino menos del 10.

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Así crece la desafección de los ciudadanos.

Tendríamos que mirar no a las Alturas sino a las alturas, al bien hacer de algunas agencias europeas como la ESA, para intentar resolver las cosas.

 

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