¡¡¡Basta de Fake News !!!

La tertulia de Europa en suma sobre información y desinformación en la UE, con Clara Jiménez y Jaime Montes, creadores de Maldito Bulo.

descarga 2Hizo un gesto elegante, no en vano es británico, y dijo: “No, el Brexit no sale adelante”. El director de un prestigioso Think Tank se equivocó una semana antes del referéndum sobre la permanencia o no de Gran Bretaña en la Unión Europea. Como otros muchos.

Poco después del Brexit, cuando ganó el populismo frente a la serenidad, el campo frente a la ciudad, descubrimos que en la campaña a favor de la salida del reino Unido había influido una poderosa y oscura entidad, Cambridge Analytica, financiada por un multimillonario estadounidense experto en matemáticas, Robert Mercer. Este señor, que se hizo rico con eso de los algoritmos, financió también la página Breitbart News de Steve Bannon, que, con sus intoxicaciones y sus ataques a la señora Clinton, apoyó la candidatura de Donald Trump. Bannon hace ahora campaña para los radicales europeos como Marine Le Pen, y fue expulsado después de la Casa Blanca. Como tantos otros.

¿Cómo lo hacen? Comprando los Big Data a entidades como Facebook, como recordaba hace unos días el diario The Guardian. Recordaba, porque hace meses que varios medios hablan de Cambridge Analytica y parece que la gente todavía no se había enterado. Facebook recoge cientos de parámetros de cada individuo, sus likes, sus gustos, sus tendencias, nos conoce a fondo, sabe más de nosotros que nosotros mismos y sabe por dónde hay que atacar políticamente. Facebook y entidades como CA están en el origen de las modernas Fake News, término que habría que desterrar, porque en castellano de toda la vida se ha dicho bulo o trola. Pero es más moderno decir eso, más tecnológico, más trendy.

Los que ganan en este océano tempestuoso de la información y desinformación contemporánea son los grandes grupos que marcan la tendencia e imponen los temas.

Pero hay bulos con intención política y social con una enorme carga, como los del Brexit y los de Trump, y otros, la inmensa mayoría, bobadas que corren por3712 1 las redes y que “entretienen” a la gente o quizá, y esa es la intención, nos hacen más estúpidos. Facebook se encarga de colocar arriba lo más tonto, lo que da más audiencia.

Bien, los analistas se equivocan bastante, todos nos equivocamos. En un reciente coloquio sobre el Cercano Oriente, una ponente reconocía que no se sabe nada sobre Arabia Saudí, porque la familia gobernante es absolutamente hermética. Y otro analista de un país del Golfo apuntaba que los “expertos” elaboran complejos papeles por los que cobran un buen dinero, y no aciertan.

Julio Montes es uno de los fundadores de la plataforma Maldito Bulo que intenta desfacer los entuertos de la moderna desinformación. Esto surgió, afirma, por los bulos sobre refugiados que me llegaban en un grupo de fútbol de Whatsapp. (¡!) Siempre pensábamos en Twitter, añade, pero hay sitios peores como Whatsapp, que es un verdadero agujero negro. Empezamos por aquel bulo de refugiado sirio que dejó embarazaba a la hija de once años de unos italianos que le habían acogido en su casa.

19372877 23282489Ahora, asegura Montes, estamos aprendiendo a saber cómo se “viraliza”. Lo cierto es que la desinformación vende. El famoso grupo de Macedonia ganaba en unos días los que los demás en un año.

Tenemos un grupo de Telegram con ocho periodistas. Cuando alguien nos reporta algo, se sube al grupo, un periodista lo coge y hace un trabajo periodístico: comprobar, llamar a fuentes. Cuando ha hecho el desmentido, lo sube al grupo y hace un fact checking del resto de periodistas hasta que hay consenso de que está bien resuelto. Es un proceso lento pero nos da garantías de no fallar.

En España casi la mitad de la gente ve las noticias a través de Facebook, que no es más que un agregador, precisa el representante de MB. Pero lo de Whatsapp en España es tremendo, tiene mucho más uso aquí que en otros países de nuestro entorno. 

(Claro, habría que precisar, aquí somos mucho más charlatanes y los nórdicos mas reflexivos, no están todo el día dándole a la lengua y ahora al dedo, como es nuestra costumbre. Por cierto, acabo de escuchar en la radio que tenemos la mejor cobertura móvil del mundo, pero registramos el desempleo más alto de la Unión. Algo falla.)

Tenemos que dejar de hablar de Fake News, dice Clara Jiménez, cofundadora de MB. Si acaso, es desinformación. Las plataformas, indica, deberían asumir buenas prácticas y la gente debería aprender a verificar los contenidos. Los reguladores no pueden entrar en los cometidos, pero sí en las formas.

En un informe en el que ha participado, elaborado por el grupo de expertos de alto nivel de la Comisión Europea, fruto del consenso entre 39 actores diversos y con diferentes intereses, se recogen una serie de recomendaciones, junto al abandono del término Fake News, un rechazo a priori a la legislación en caliente, ya que no contamos con una base empírica suficiente ni sobre su desarrollo ni sobre su impacto. Y, también, un compromiso por parte de las plataformas como Google, Twitter y Facebook para compartir datos con investigadores independientes, que estudien las amenazas y sus posibles soluciones.

images 4Pero, mientras llegan las soluciones y plataformas y receptores se piensan las cosas, las tonterías siguen teniendo éxito. Por ejemplo: hace unos días un joven alemán colgó en YouTube un video de una carretera envuelta en la niebla, en el que se explicaba que “nos estaban gaseando”, que eso no era niebla normal. Respuesta: dos millones de visitas.

Nos gustan las historias y las conspiraciones, las amenazas turbias o las justificaciones contra “los otros”, que siempre tienen la culpa.

Como decía Paco Audije en la tertulia, nos gustan historias como la de la bandera catalana, lo de los dedos y la sangre de Wifredo el Peludo, enseña que nació tres siglos antes que la heráldica…

En fin, lo de los datos falsos es tan viejo como la historia de la humanidad. A un profeta alguien le dijo que tenía que llevar a su pueblo a la tierra prometida y se tiraron décadas vagando por el desierto sin tener idea de por dónde ir. Y cuando la encontraron vieron que era tan seca que tuvieron que emigrar. Pero son historias muy lindas, y lo que más nos gusta a los seres humanos son la historias, cuanto más increíbles, mejor.

descarga 1No hace falta ir a Stanford para saber que la posibilidad de que te cuenten una trola está en proporción directa con la cantidad de  aplicaciones que uses. Si hablas con una persona, la posibilidad de escuchar un bulo es pequeña. Si entras en Facebook, infinita.

Bulos ha habido siempre, pero ahora están magnificados.

En la Edad Media, sin Twitter, sin Whatsapp y demás, bastaba con que alguien corriera la voz de que una determina etnia había causado la peste para que se quemaran barrios enteros. Ahora se queman algunas cosas, sí, pero el Sistema sabe controlar las protestas.

El problema es que hoy son muchos los que creen que esas herramientas son medios de información, sin caer en la cuenta de que cualquiera puede poner, y de hecho pone, la mayor tontería que se le ocurre.

En segundo lugar, como nos llegan muchas intoxicaciones a lo largo del día no tenemos tiempo para atenderlas a todas, estamos anestesiados, esperando la próxima para irritarnos aún más.

brexit banksyYo, que voy mucho en metro, no puedo entender que hace la gente todo el día en los vagones mirando la pantallita. Parecen seguidores de una extraña secta de adoradores de lo ciber.

Durante la revolución de la plaza de Tahrir de El Cairo, en 2011, Twitter se encargó de  difundir el “enorme” papel de la plataforma en la extensión de las revueltas. Parecía que Twitter podía tumbar el régimen. Pero, a medio plazo, los aliados del Sistema, en este caso los militares egipcios, ganaron la partida. Y Twitter, imagino, ganó mucho dinero.

El Sistema, el poderoso Imperio, ahora a través de Silicon Valley, nos impone las tendencias en todos los campos, desde el vestir al running, y toda la ropa que lleva aparejada. Hacer una vida “sana”, biofoody, veggiefitness, para luego entrar en la ciudad, desde un pueblo del oeste de Madrid de cuyo nombre no puedo acordarme, con sus contaminantes Sport Utility Vehicle, los enormes vehículos todo-terreno y luego llevar el café por la calle en vasos de poliestireno, como en Madison Avenue.

Ahora, lo moderno (¡qué fatiga tener que ir al super, porfa, después del fitness!) es pedir comida a través de una app, para que nos la traigan unos correos semiesclavos que no son ciclistas, sino runners.

como saber si te espian whatsapp y como evitarlo 624x352 403213Todo, todo, como lo que vemos en las películas o en las series de TV. Todas USA, por supuesto.

Por cierto, lo de los algoritmos también es un término USA, traducción de algorithm, que viene del matemático persa Al- Juarismi. Un amigo, que fue premio nacional de matemáticas me decía que, en su carrera, no había oído hablar nunca de esa cursilada, que eran, simplemente, fórmulas matemáticas. Pero queda más moderno, mas tecnocrático, mas empoderado, término que también nos viene desde el otro lado del Atlántico,  empowerment, y que hoy utilizan con deleite los movimientos progresistas.

El Sistema es muy inteligente y abre válvulas de seguridad, pequeñas corrientes de protesta para que no se diga, que no vamos a comentar aquí. Ellos, a lo suyo, al negocio.

Se habla mucho de Siria en las últimas semanas, de los durísimos ataques a Guta y muy poco de la tragedia que se está viviendo en Yemen. Pero es que, en el caso sirio, los que atacan son “las fuerzas del mal”, Basar el Asad, Rusia e Irán. Y en Yemen, donde hay 800.000 afectados por el cólera, el mayor brote de esta epidemia registrado en el mundo, es Arabia Saudí, con respaldo USA, la que ataca a los aliados de Irán, los hutíes, que son zaidíes, no chiíes, como dicen simplificando los medios occidentales.

¿Qué es lo que buscan esos grupos que marcan las tendencias? El refuerzo de la derecha más radical, como en los Estados Unidos, o favorecer las relaciones trasatlánticas entre Londres y Washington, a costa de debilitar a la Unión.

rumor mito bulo el magacinBulos ha habido siempre. Uno fue el de las armas destrucción masiva que se inventó George W. Bush para justificar la invasión de Iraq.

Otro, terrible, fue el que contó Hitler en la madrugada del 1 de septiembre de 1939, cuando dijo que sus tropas estaban rechazando un ataque polaco para justificar la invasión del país vecino, con lo que comenzó la mayor tragedia de la historia de la humanidad.

Uno más, con consecuencias sociales y económicas graves, fue el que corrió en la década pasada, no a través de las redes, sino de boca en boca: que los precios de las viviendas no bajaban…

Hace 160 años, el primer telegrama entre los Estados Unidos y Gran Bretaña tardó en llegar 17 horas.

Hoy, una complejísima red de cables y fibra óptica rodea el mundo, bombeando cada segundo 550 terabites de datos, lo que equivale, siempre según los anglosajones, please, a 13 millones de copias de las obras completas de Shakespeare.

Bulos ha habido siempre. Lo que sucede es que hoy llegan por billones.

Cuando Sigmund Freud llegó a Nueva York con su sicoanálisis dijo: no saben lo que les traigo, ¡la peste!

Cuando Steve Jobs desveló el primer iPhone, dijo: les presento algo que no sabían que necesitaban (es decir, la peste contemporánea).

Habría que hacer lo que decía Marcos de Quinto, expresidente de Coca-Cola España: cuando Pepsi ataca, no hacemos caso, porque entrar en la polémica favorece al contrario.

facebook cambridge analytica “Que descansada vida la que huye del mundanal ruido y sigue la escondida senda por donde han ido los pocos sabios que en el mundo han sido”. Es cita, quote, como dice los finos.

El lujo, hoy, es no tener la última generación de móvil y no entrar en las redes. No tener necesidad ni de una cosa ni de la otra. Y desconectar Whatsapp, Twitter y Facebook.