Mal año para la Unión Europea fue 2011, que diría el bardo provenzal. Peor aun para la eurozona. Grecia entró en zona de quiebra. Veremos qué pasa en marzo, y si su caída no arrastra a los mediterráneos.
Ha sido el año del ajuste duro, de los recortes, para evitar los déficits excesivos y las crecientes deudas estatales, fruto de la alegrías políticas de los años anteriores, cuando los ¿líderes? violaron impunemente los criterios de austeridad fijados por la moneda única.
En Italia y Grecia, la democracia ha dejado paso a la tecnocracia. Son ahora los técnicos, respaldados por los respectivos Parlamentos, los que pueden salvar la caótica gestión de Berlusconi y el fugaz paso por el poder de Papandreu, que levantó las alfombras de las finanzas y vio que casi todo en la vieja Hélade era mentira.
“La situación sigue siendo crítica”, subraya en la tertulia José Ignacio Torreblanca, director del EFCR y profesor de Políticas de la UNED. Recuerda que el BCE salvó la situación en último extremo a finales del año con su inyección de liquidez, pero el problema sigue estando ahí. “Lo que estamos haciendo es reformar la normas de tráfico y no se trata de este problema, sino del sistema” asegura. “No estamos en crisis por falta de cumplimiento de los criterios del euro, no más de 60 % de deuda, no más del 3% de déficit del presupuesto” añade Torreblanca. “España cumple en déficit como Alemania y tiene problemas más graves; además, los criterios se pueden saltar en circunstancias excepcionales, como hicieron Francia y Alemania en 2003. Y en cuanto a los criterios, nos encontramos con la paradoja de que el peor, Grecia, está como el teóricamente mejor, Irlanda”.
El “paciente europeo” parece estar dedicado a hacer Tratados y a los mercados todo esto le trae sin cuidado. Para Torreblanca, no es Grecia sino Italia el actor fundamental en la actual tragedia greco-mediterránea-europea, el que puede hacer colapsar el sistema. “Después del tecnócrata Monti tiene que haber elecciones y puede haber tensiones enormes entre la tecnocracia y el populismo; otra gran incógnita es Alemania: ¿ hasta dónde puede llegar para conseguir que la disciplina se convierta en norma?¿ qué hay a cambio de la austeridad que propugna? Merkel se agarra a un mástil tramposo porque su opinión pública no es tan euroescéptica como supone”.
“A mi me han tenido que convencer mis colegas de que la solución del tecnócrata Monti es buena”, comenta Paola del Vecchio, corresponsal en España de Il Mattino. “También es cierto que tuvimos en los 90 varios gobiernos de tecnócratas, apoyados incluso por la izquierda, pero es cierto que la solución debe ser provisional, debe durar solo lo que se tarde en solucionar los problemas”. “Monti”, recuerda del Vecchio, “ha dicho que si los esfuerzos que hace Italia no tienen un respaldo europeo, volverá el populismo y el peligro es que los plazos para las reformas son muy cortos”.
“Monti es legítimo desde el punto de vista democrático, ha sido respaldado por el Parlamento, pero es apoyado por la Liga norte y la socialdemocracia al mismo tiempo”.
“Se ataca a Merkel sin mucha razón”, asegura Leo Wieland, corresponsal en España del FAZ alemán,” aunque también es verdad que la canciller, probablemente, gobierna en contra de la voluntad de muchos, tras el suicidio de sus socios de coalición, los liberales del FDP. Lo que sucede es que la UE se ha hecho demasiado grande y las economías de los distintos países se han vuelto incompatibles. Incluso si llegamos a la unión financiera, tendremos ciclos económicos distintos”. Wieland indica que el alemán medio está muy disgustado con Grecia porque ve que el país no tiene arreglo. “El alemán”, insiste, “no confía hoy en las instituciones europeas; está desencantado con el separatismo británico, con las tácticas francesas, con la escasa legitimidad de los gobiernos griego e italiano. “España y Portugal”, estima Wieland “tienen ahora gobiernos serios, pero tienen que hacer frente a problemas muy graves. Y en la Unión estamos ahora en la fase de los euroegoísmos”
Javier Wranna, profesor de la Universidad Rey Juan Carlos, pone el acento sobre una situación paradójica: la UE recauda 88 por cada 100 de gasto y los EEUU, 61. “Tenemos unas cuentas mucho mejores que las estadounidenses”, dice “pero, sin embargo, a nosotros nos tiene que rescatar el BCE”. “Probablemente es porque los mercados estiman que los EEUU devolverán los créditos mejor que la UE”, indica Enrique Peris.
“Hemos creado unos totems en torno a la Unión Monetaria un tanto ficticios”, sostiene Daniel Peral, “los del 60% de deuda y 3% de déficit. Este año, Alemania se acercará a un excelente 1% de déficit, pero entrará en recesión porque no exportará a sus vecinos en crisis. Y eso, con un falso Made in Germany, porque hoy muchos componentes de su industria vienen de China, como los motores de las prestigiosas BMW. Y España no creará puestos de trabajo por más que se acerque el 3% de déficit. El ladrillo no volverá. Y la principal industria, la de la energía solar, la del traer al turista y darle vuelta y vuelta, está saturada”.
“Lo que tendría que haber es reformas y no recortes” insiste Torreblanca. “¿Por qué un señor de Castilla o de Murcia tiene que pagar la Fórmula 1 de Valencia, por ejemplo? Lo que ha habido aquí ha sido, fundamentalmente, un problema de competitividad. Los bancos alemanes, con superavits, han invertido en los países deficitarios, los nuestros. Ahora estamos reformando una normativa antiincendios anticuada, mientras arde la casa”. “Efectivamente”, comenta Patxi Aldecoa, Decano de Políticas de la Complutense, “estamos en una crisis estable sin solución, sin salida”.
“Tiene, tendría que haber, una regeneración democrática”, asegura Paco Audije, corresponsal de La Libre Belgique. “Los mercados imponen sus criterios y habría que regularlos y no hablar tanto de la reforma del mercado laboral. Es falso decir que en España no se pueden hacer contratos de cuatro horas”.
“Quiero terminar con unos datos positivos”, dice Leo Wieland. “Hace ocho años, cuando España tocaba el cielo, Alemania tenía una crisis muy seria, con 4,5 millones de parados. El gobierno de coalición del SPD y los Verdes hizo una serie de reformas laborales, emprendió una estricta política presupuestaria, y el año pasado hemos visto el resultado positivo, un crecimiento del 3%”.
Nacho Torreblanca pone fin a este debate sobre democracia y tecnocracia . “Estábamos hablando de cómo democratizar Europa, y nos meten a un técnico por la puerta de atrás en Italia. Y todo, por la imposición del BCE. No hemos avanzado, sino que vamos marcha atrás. Y en lo económico, hemos dado estímulos para hacer cosas que no necesitábamos, como tantos trenes de alta velocidad”.
Sale el recopilador de esta tertulia a la calle Arenal de Madrid, recordando lo que decía en la radio un sociólogo hace unos días: hemos comprado con dinero que no teníamos cosas que no necesitábamos. Eso es lo que ha pasado. O lo que le indicaba en una entrevista Jürgen Donges, uno de los padres técnicos del euro: hemos vivido por encima de nuestras posibilidades, y los políticos han violado las normas que se fijaron en Maastricht.
Unos metros más adelante, la Puerta del Sol acoge su tránsito habitual de ciudadanos que van y vienen, que sonríen ajenos, quizá, a-la-que-está-cayendo, pero que este año miran más que compran. Este espacio no recoge ya los estruendosos ecos de las protestas del 15M. ¿Donde están ahora, con-la-que -está cayendo, con las medidas que ha adoptado y va a adoptar el gobierno Rajoy? ¿Se habrán ido de finde? ¿Será este año 2012 el del silencio, tras un 2011 de protestas?
Un joven, de buen aspecto, universitario quizá, de los que no encontrarán empleo a pesar de pertenecer a “la generación más preparada de la historia”, chatea con su inevitable iPhone. (Por cierto, ¿dónde está escrito que todos tengamos que tener un iPhone y un iPad, ya . Son quizá estas las cosas que no necesitamos, que compramos con dinero que no tenemos, y que solo dan empleo a la fábrica china donde los trabajadores se lanzan por las ventanas).
El joven, presumiblemente bien preparado, teclea y pregunta a un amigo: ¿oye, elegir es con g o con j?
Qué haremos en este año 2012 de la era común: ¿elegiremos o elejiremos, como diría el poeta de Moguer?
¿Dejaremos nuestro futuro en manos de los mercados y de los técnicos?
¿Dónde queda el Tratado de Lisboa, la presidencia permanente del Consejo, el presidente de la Comisión, la Alta representante para la Política Exterior, el voto por mayoría cualificada frente a los que siempre han fijado las normas, Alemania y Francia, país este, ahora nunca mejor dicho, en “franco” declive?
En Madrid, un rincón de la Unión Europea, sacudido por los recortes, que no las reformas, en Enero de 2012 de la era global.
