Elecciones Contra El Déficit Democrático

Una de las cosas que muchos de los propios europeístas criticamos de la Unión Europea y sobre todo de su gestión es el déficit democrático que en su conjunto arrojan las instituciones que se hallan al frente. Y hay razones para hacerlo. Hasta ahora solo una, el Parlamento, responde a la voluntad expresa y por lo tanto a la  representación directa de los ciudadanos. Pero la evolución comunitaria avanza, bien es verdad que tímidamente, o si se prefiere cautelosamente, en la dirección correcta. Y un importante salto adelante vamos a darlo entre todos los votantes el próximo 25 de mayo.

Los habitantes de los Veintiocho, es decir los europeos en su totalidad, tendremos ese día la primera oportunidad de  participar no solamente ya en la elección de los eurodiputados que determinarán la evolución del día a día comunitario sino también de contribuir a elegir a quienes tomarán las decisiones más directas en la ejecución de los asuntos e intereses que compartimos. Por vez primera el Parlamento que vamos a elegir en mayo será también, igual que en los Estados,  el que designe, bien es verdad que a través de la mayoría que los grupos alcancen o establezcan, al presidente de la Comisión.

 

Lo anticipa ya la propuesta que presentan algunos partidos convirtiendo en candidatos compartidos  a algunas de sus cabezas de lista. El déficit democrático empezará así a salvarse y se hará más rápido y de forma más efectiva si todos sumamos nuestro voto a fortalecer la legitimidad de los futuros integrantes del Europarlamento. Hay pocas dudas de que el sentimiento europeísta es amplio en casi todos, si no en todos los países miembros, y España no es una excepción. Pero tampoco es menos cierto que el número de euroescépticos e incluso abiertamente antieuropeos es significativo y en algunos lugares va en aumento y su populismo a menudo impregnado de tintes racistas es nefasto.

 

Derrotarlos con el voto es de nuestra responsabilidad.

 

Muchos estamos convencidos de que en el mundo globalizado que habitamos la integración europea es el futuro desde cualquier mirador que intentemos atisbarlo. La crítica a lo que no se ha conseguido todavía en el proceso de integración  no debe hacernos olvidar lo que ya nos ha aportado  pertenecer a la UE y menos aún desdeñar la importancia de la contribución de todos, especialmente en las próximas elecciones, para convertirla en algo práctico; en algo más que palabras y argumentos. Hay muchas opciones a la hora de votar y hacerlo por alguna de democráticas fiables y europeístas sinceras es apuntalar un futuro común de libertad, modernidad y progreso para todos.

*Diego Carcedo es presidente de la Asociación de Periodistas Europeos

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