To Federate Or Not To Federate

There are no robust arguments to skip federalism, argues Ambassador Jose A. Zorrilla. A federal Europe does not imply that states will lose their identity, but would save the continent from its crumbling nation states. Publicado originalmente en politicalinsights.org

european flagThe whole story of the federation in Europe is kind of puzzling. Many people believe their countries would disappear if we go this way. I remember having read that no less than in Houllebecq, of all writers. But it is not true. Would the Germans stop having their Oktoberfest or speaking their fifty something dialects if, say, their professional soldiers were under European command? It seems as if anything happening inside a nation state is ethnic and common but that is not true. States do contain a lot of ethnic values, but not all of them are national. Try to order a Bordeaux wine in Burgundy or a paella in the Basque country- if you survive let me know. Sometimes to be ethnic and non-national is even compulsory inside a nation state. You can´t sell French or Italian wine. It has to be Sancerre or Chianti or bear the name of any other region; no politics involved. There is nothing more contrary to the European values than ethnic nationalism. And yet, no need to have ethnic spaces as enemies of the European Union- we already have the states.

There is a lot of confusion around the idea of state in a continent. A state is the new modernity of the old polities brought about by the French Revolution. Before that event, loyalty did not go to the people but to the King. No needed to be a national to fight for King and country. Remember Velazquez’s Surrender of Breda; the general receiving the keys of the city happens to be Italian. Richelieu ruled in Odessa, stormed and conquered by the Spanish General de las Rivas. We could go on and on. Then came the Bastille Day and nobility ceased to be of the essence. National origin took over. Some polities did not survive the national onslaught, like Austria and Hungary, for that principle broke the back of the Empire. Their intellectuals knew only too well the bleak future that nationalism was to bring home. If they respected the principle of nationalities the Empire would explode. If they did not, there would be war leading to a loss of nationality. And so, after World War I and President Wilson, nation states took over Empires in Central Europe with a vengeance. If the desire of Bosnia to join Yugoslavia caused 10 million dead, the vagaries of the different “national” minorities in Central Europe caused around 50 million after having brought havoc to the heart of the continent in no less than six mini wars. It seems that finally, after the Second World War, states came to accept that cooperation was better than hostility. In Western Europe the Common Market was under the protectorate of the US. In Eastern Europe the system of security took the form of Russian (oops!, Soviet), occupation. Not to be proud of any of the two alternatives, to be honest. Europe is still waiting to recover.

Publicidad, Propaganda Y Noticias Falsas

Fakenews1Hace 120 años, el 15 de febrero de 1898, el acorazado de segunda clase de la flota de Estados Unidos Maine sufrió una explosión mientras se encontraba en el puerto de La Habana, capital de la entonces española isla caribeña de Cuba. Este incidente fue el objeto del empeoramiento de las relaciones entre EEUU y España, que ya eran tensas desde los tiempos de John Quincy Adams, quien fuera el 6º presidente, de 1825 a 1829, y que propuso la compra de la Isla a la Corona española. La muerte de 260 marinos norteamericanos en lo que posteriormente se demostró haber sido un accidente debido a una explosión interna del buque fue utilizado por el magnate de la prensa sensacionalista, William Randolph Hearst, para avivar la confrontación entre ambos países y alentar el inicio de la guerra hispano-norteamericana.

Era la primera vez en la historia moderna que un medio de comunicación utilizaba como excusa, y también como provocación, para que EEUU iniciara una guerra de agresión contra otro país. El jueves 17 de febrero el periódico New York Journal de Hearst publicó: “Destruction of the war ship Maine was the work of an enemy” (La destrucción del acorazado Maine es obra del enemigo). En competencia con el monstruo de la prensa estaba Joseph Pulitzer con su New York World, que publicó el mismo día que “la explosión del Maine fue causada por una bomba o un torpedo”. Sin ninguna investigación de los hechos y tras numerosas noticias falsas acusando al gobierno español de asesinar a la población de la Isla, el presidente William Mckinley declaró la guerra a España el 25 de abril de 1898, que condujo a la derrota y pérdida de las colonias en el Caribe y en el Pacífico. McKinley era el mismo presidente que, poco después, participó en otra guerra de agresión junto a otros países europeos contra China en 1900, en la llamada 'guerra de los boxers'.

30 preguntas para debatir la comunicación sobre Europa

comunicacion europaCon el fin de comunicar mejor Europa creo que es necesario abrir un debate profundo y para ello nada mejor introducir al menos 30 preguntas en 12 bloques:

Las políticas de información y comunicación de la UE

  • ¿Han logrado cerrar la brecha entre las instituciones y la ciudadanía?
  • ¿Es posible una buena política de información sin una política institucional creíble?
  1. El papel de las instituciones a la hora de comunicar Europa

¿Se produce un exceso de información?

¿Son sus mensajes, burocráticos, distantes y técnicos?

¿Coinciden las políticas de la UE con las preocupaciones de los ciudadanos o con las prioridades de las élites europeas?

¿Es preferible una propaganda que genere falsas expectativas o la información crítica?

¿Por qué prima la prensa sobre la televisión?

¿Cómo mejorar el papel de las Representaciones de la Comisión Europea, oficinas del Parlamento o los Estados miembros y sus regiones y administraciones locales?

Noticias de Europa

noticias europaLa idea de una política eficaz de información y comunicación es algo que ha preocupado a los responsables comunitarios desde el comienzo del proceso de construcción europea, ya desde la creación de la CECA en el no tan lejano 1951.  Y ello, siempre con el muy loable y necesario propósito de acercar a los ciudadanos a las instituciones europeas (y viceversa) y de hacerlos partícipes y protagonistas de esa marcha laboriosa y problemática hacia una mayor integración, que estaba en el pensamiento de los padres fundadores de lo que hoy es la Unión Europea.

Las visiones y las estrategias sobre cómo despertar el interés de la gente por los asuntos europeos y por el trabajo de las instituciones, con sus dificultades, sus logros y sus fracasos, y de destacar la trascendencia de todo eso en la vida diaria de los ciudadanos, han variado en todos estos años, pero sus resultados han sido siempre muy limitados y en general muy frustrantes. La labor de los “funcionarios de Bruselas” (a los que es muy frecuente aludir con tonos reticentes y sarcásticos), el trabajo de los europarlamentarios, las reuniones y los encuentros de los líderes y hasta las grandes decisiones y los hitos en el camino de la unidad de Europa son percibidos como algo elitista, tecnocrático, distante, críptico y alejado de las realidades y los problemas cotidianos de la gente corriente.

Si se admite, como es el caso, que en su día el Tratado de Maastrich, fundamento de la UE, no se le supo explicar suficiente y eficazmente a la gente, lo que trajo consigo rechazos, controversias y malentendidos innecesarios y agotadores, es de temer que las cosas en ese terreno no hayan cambiado mucho. Y eso que la Comisión actual de Jean-Claude Juncker ha apostado por entrar en contacto con la opinión pública europea de una forma más directa, apelando a la transparencia, a una mayor responsabilidad ante los ciudadanos, al compromiso de  responder a las preocupaciones reales y a los puntos de interés e inquietud de la gente de la calle, a la que hay que convencer, con hechos, de las bondades de una Europa que se quiere integrada, unida y solidaria. La idea es… hacer cosas, y que las cosas, los hechos, hablen por sí mismos, y hablen bien de la Unión Europea.

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