Apuntes y reflexiones del coloquio sobre Defensa y Seguridad

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Con el único ánimo de continuar el debate, recogemos aquí las reflexiones y propuestas formuladas por ponentes y asistentes al coloquio celebrado el 8 de junio. En modo alguno se pueden interpretar como conclusiones de consenso, sino aportaciones para el debate. Europa en suma, como asociación plural, no tiene una posición definida al respecto. La mesa estuvo formada por Patxi Aldecoa, presidente del Movimiento Europeo, Begoña Nasarre, portavoz adjunta del Grupo Socialista en la Comisión de Defensa, Jesús Nuñez Villaverde, codirector del Instituto de Estudios de Conflictos y Acción Humanitaria y Salvador Sánchez Tapia, general de Brigada en la reserva, moderados por el periodista y presidente de Europa en suma, Juan Cuesta.

 

  1. ¿Qué ha supuesto la invasión de Ucrania para la seguridad y defensa de Europa?
  • La agresión a Ucrania ha supuesto un fortalecimiento de la OTAN, pero también el refuerzo de la UE. Por ejemplo, el impulso a la Convención para la reforma de los tratados. El PE ha solicitado formalmente la Convención: tres o cuatro bases jurídicas tienen que ver con la Política Exterior, el refuerzo de la Defensa, la superación de la unanimidad… ha dado un impulso político a la construcción europea
  • A partir del 24 de febrero, la Conferencia sobre el futuro de Europa cambió. De hacer pequeños cambios, a cambiar el modelo: hay que profundizar el modelo federal. Putin está provocando la pujanza del federalismo europeo.
  • La invasión plantea la necesidad de un incremento del presupuesto militar, sí, pero poco a poco. Hay que pagar lo que ya hemos gastado, que no es poco. Las consecuencias económicas de seis paquetes de sanciones, la ayuda económica, humanitaria, refugiados... todo esto tiene un coste, ingente, y lo está asumiendo casi exclusivamente la UE.
  • Putin nos ha unido en torno a una causa, pero puede ser flor de un día. Una vez que acaba, las fracturas internas se abrirán de nuevo. Las excepciones a la prohibición de exportaciones de gas y petróleo, por ejemplo.
  • La guerra ha sido un acelerador. La pandemia ya fue un mensaje de unidad para ser eficaces y la guerra ha acelerado ese sentimiento.
  • La gestión del alto el fuego no lo va a hacer la OTAN, lo hará el secretario general de la ONU, lo harán algunos presidentes de la UE, Borrell, mediadores… tenemos que tener capacidad de negociación. (UE 160 embajadas, más que nadie)

 

  1. Las dificultades de la Europa de la Defensa: la OTAN y las pulsiones nacionalistas
  • El desprecio de USA a sus aliados (personalizado en Trump) o la pandemia, que ya hace ver que en solitario nos vamos a ningún sitio y que es necesario sumar fuerzas. Y ahora, Putin nos pone de nuevo frente al espejo.
  • Si se plantea en clave UE, habría que ver cuáles son los intereses comunes de los 27, qué amenazas vemos y cómo defendemos esos intereses. Pero nunca hemos dado contenido real a esa Europa de la Defensa. La eterna división entre atlantistas, europeístas y neutrales.
  • No todo el mundo (de los 27) percibe el mismo tipo de amenazas. Cuando pensamos en Finlandia, Rusia; cuando pensamos en España, Sahel. Y a partir de ahí la cuestión es cómo movilizar voluntades políticas que siguen ancladas en claves nacionales, para pensar en clave comunitaria.
  • Lo de Finlandia y Suecia es una buena noticia para la OTAN, pero no para la UE. Da a entender que el artículo 42.7. del Tratado de la UE no parece suficiente cobertura de seguridad.
  • Falta voluntad política. Tenemos la conciencia clara de que ningún país miembro de la UE tiene la más mínima capacidad en solitario de hacer frente a las amenazas que afectan a su seguridad y, sin embargo, seguimos ahí. Si hubiera voluntad política, la UE sería hoy la segunda potencia militar del planeta; sólo estaría EE.UU. por delante.
  • La UE está ante sus últimas oportunidades que comenzó hace mucho tiempo, porque los demás no van a esperar por nosotros. Hay un entorno ultranacionalista en muchos países de la Unión que, sin embargo, siguen despilfarrando potencialidades y oportunidades para crear una respuesta común a esas amenazas.
  • El punto de partida para la Europa de la Defensa es débil. Lo que tenemos es la OTAN. Nos ha permitido aumentar nuestro estado del bienestar porque no hemos tenido que gastar en defensa. Ahora ocurre que hay muchos países prisioneros de una enorme deuda pública y eso frena la posibilidad de desarrollar un proyecto europeo de defensa.
  • No hay que apostar todo a la OTAN. Es una garantía de seguridad frente a una agresión de un tercero. Sin embargo, en la crisis de Ucrania estamos viendo que no es sólo el uso de la fuerza: el papel más importante es de la UE. Es una agresión armada, pero la que lo está parando es la UE.
  • En la UE hay un equilibrio entre mercado, sociedad y estado que está funcionando: hay que garantizar que eso siga. Con ayuda USA, bienvenida, pero con autonomía para decidir nuestra política.
  • El hambre en África: sólo nosotros tenemos capacidad suficiente para hacer frente a eso.

 

  1. ¿Qué defensa? ¿Un ejército europeo?
  • ¿Papá o mamá? No se puede querer igual a OTAN y la UE. En la medida en que sigamos poniendo más huevos en una cesta llamada OTAN que en una cesta llamada UE, estamos asumiendo una subordinación a otro actor. Gracias por los servicios prestados, OTAN, pero sí queremos hacer frente con éxito las amenazas, debemos tener capacidades propias, autonomía que llama a la federalización. No se trata de romper con Estados Unidos. No es Europa de la Defensa para romper, sino para plantear la relación en otros términos.
  • Cuando hablamos de defensa, no tiene que ser estrictamente militar. Nos equivocaríamos si de inmediato vamos dirigiendo la mirada ya hacia un ejército europeo.
  • El ejército europeo es empezar la casa por el tejado. Ahora (con Ucrania) hay una corriente de incremento de presupuestos militares, pero no está claro que esa sea la respuesta adecuada al tipo de amenazas que nos afectan.
  • No podemos señalar que para ser actor global tenemos que apostar por incrementar la inversión en defensa. Tenemos que defender nuestro modelo, nuestro modelo global. No es la OTAN. Los líderes europeos están en otra, están en que la OTAN tiene que seguir, pero nosotros tenemos que reforzar nuestro modelo. Para construir la paz tenemos que empezar desde la base.
  • Hay que reforzar, no la defensa, sino el proyecto europeo en su conjunto, la UEM, la política social, la política de inmigración. Lo que aporta la UE al mundo es un modelo de sociedad distinto al de los demás, donde hay respeto y garantía del estado de derecho y a los derechos humanos como no lo ha habido hasta ahora.
  • El invierno demográfico. Tasas de fertilidad de la UE es del 1,5 (España en el 1,23). La tasa estimada de regeneración está en el 2. Dificultan la sostenibilidad de cualquier proyecto.
  • La UE tiene que hacer cosas en defensa de sus intereses, no es malo: hay intereses legítimos y hay valores que se caen por el camino. Y para eso necesitamos soft power y hard power. Esa es la urgencia del asunto.
  • Hemos aprendido que el poder blando no basta si no va a acompañado de un poder fuerte. La UE es un campeón en valores democráticos, pero hay más: la posibilidad de poder usar la fuerza. Que tengamos capacidad no solo de defendernos, sino que tengamos la opción de hacer oír nuestra voz.
  • Rusia, 65.000 millones de dólares de presupuesto de Defensa; UE, 200 mil. ¿Cuánto más tenemos que subir para sentirnos seguros? No es gastar más, es gastar mejor. Y gastar mejor es gastar en términos comunitarios, lo que lleva conexo una base industrial de la defensa. Si tenemos amenazas comunes, qué tipo de material y defensa
  • La Europa de la Defensa no pasa forzosamente por aumentar el gasto. ¿Por qué el 5? ¿Por qué no el 1? Hemos sacralizado esas cifras. No es lo mismo el 2% de Grecia que el del Países Bajos.
  • Mal nos iría si nuestro peso en el escenario global en este momento se midiera por nuestra aportación a la defensa. La UE es un ejemplo en prevención de conflictos violentos, es una potencia económica, científica y tecnológica de primer orden. Precisamente por esa diversidad que tenemos, si hubiera voluntad política para poner todo eso en juego, seríamos el actor mejor equipado del planeta para parar esas amenazas.
  • Hay que vincular jurídicamente a USA y Reino Unido con nuestra seguridad.

 

  1. Un nuevo orden mundial
  • Tenemos que aspirar a configurar el nuevo orden y no ser configurados por él.
  • No estamos otra vez en la guerra fría. Ni por mucho. La gobernanza mundial en algunos aspectos sigue funcionando.
  • Cuando estalló la pandemia, decepcionó USA: no pudo responder; lo hizo China. Es la ventaja en el proceso de toma de decisiones de los regímenes no democráticos.
  • La visión que tiene USA de China no se corresponde exactamente con la nuestra. Por lo tanto, habrá lugares en los que vayamos juntos y otros que no, pero si estamos subordinados, no tenemos opción.
  • El centro de gravedad para las próximas décadas se ha trasladado al Indo-Pacífico. A partir de ahí tenemos que calcular cuál es nuestro lugar en el juego. Podemos llegar tarde, aun haciendo cosas, pero con ritmo inadecuado.
  • No es lo mismo ser aliado de USA que ser un elemento ajeno porque la posibilidad de que con el tiempo las opciones de seguridad de ambos bloques diverjan, están ahí y podría ocurrir que USA pudiera convertirse en un rival.
  • La división entre los iliberales y democráticos no ha llegado todavía, vamos en esa tendencia, pero se puede parar. La posición de China y Rusia es diferente.
  • En el futuro, Occidente tendrá que llegar a una fórmula de entendimiento con la Rusia postPutin. China y Rusia es un matrimonio de conveniencia. Rusia dejará de aceptar ese status cuando vea que China le trata como un socio junior. USA y Occidente deben acercarse a Rusia para romper ese equilibrio de poder en detrimento de China.
  • A China no le viene mal que la OTAN y Rusia estén entretenidos, mientras ellos siguen con sus objetivos estratégicos. Mensaje de Biden: China, China y China. Y llegó el Aukus, que nos deja en una situación de orfandad.
  • Ha sido una suerte que haya salido el Reino Unido de la UE. Con ellos habría sido imposible los Fondos de Recuperación o la respuesta contra el covid. Es más importante tener capacidad de decisión propia que no tenerlos y que estén vetando.
  • Gorbachov, la casa común. Rusia pidió la entrada en la OTAN. La geopolítica nos lo señala: no puede haber un orden de seguridad europeo que no cuente con todos los europeos y da la casualidad de que la federación rusa es también europea.

 

  1. Posibilidades de negociación
  • En momentos de tensión de la guerra fría, hemos podido negociar un orden de seguridad. Hay un desequilibrio enorme en el escenario de seguridad europeo. Putin lo pide hace unos meses y la respuesta de la OTAN y USA es: vamos a repensar y negociar. Moscú dice que hay elementos positivos para la negociación y acto seguido invade. Es Putin quien ha arruinado todas las posibilidades de negociar un orden de seguridad europeo. Lo misiles de USA en Europa son percibidos como una amenaza para Rusia como los de Bahía de Cochinos para USA. Hay que contar con Rusia para establecer un orden de seguridad.
  • Putin iba a por Ucrania, atacó Kiev. Le falló el plan A y se quedó con el plan B del Dombás. Pero no se va a contentar con un cachito más de la tarta. Negó la identidad de Ucrania. Cronificación del conflicto hasta la siguiente. Tendremos que decidir hasta cuándo vamos a mantener nuestro apoyo.
  • La OSCE no aparece como mediador, es un foro de discusión sobre la seguridad europeo. Cosechó éxitos en los 90: documento de Viena, tratado de fuerzas convencionales en Europa, tratado de cielos abiertos… había un clima de entendimiento entre ambos bloques. Ahora no lo hay, no tiene capacidad ni operatividad, y prefiero que no lo tenga. De hecho, Rusia quiere convertir este foro en el foro de seguridad europea porque le da voz, voto y veto en asuntos de seguridad europea.
  • Rusia no funciona, ha quebrado, ha perdido un tercio de renta. No tenemos que dar a Putin como eterno: no ha conseguido sus objetivos y crece la contestación interna.
  • Intentar revertir la situación totalmente es darle a Putin la opción de utilizar armas nucleares. Y darle una salida, es negar la existencia del sistema liberal.
  • Si apostamos por un cambio de régimen en Rusia, tengamos cuidado no vaya a ser que los consigamos. No sabemos quién le sustituirá.
  • Cuando Rusia vea que no va más allá con lo que tiene desplegado y Ucrania vea que no puede revertir la situación, se sentarán en un Minsk 3 y hasta la siguiente.
  • Habría que preguntarle a Macron, Draghi y Scholz qué parte de Francia, Italia o de Alemania están dispuestos regalarle a Putin para que no se sienta descolocado y arrinconado.

Qué se juega la Unión Europea en Ucrania

Publicado originalmente en el diario.es

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Si Kiev resiste el envite ruso, habrá prestado un inmenso servicio a la UE, disuadiendo a Rusia de seguir adelante con sus delirios imperialistas en el resto del continente. Pero si no lo logra, hará creer a Putin que otras casillas del tablero europeo pueden caer igualmente en sus manos.

Ninguno de los Veintisiete ha desplegado unidades en Ucrania para luchar directamente contra las tropas rusas que han invadido ese país. Sin embargo, es obvio que en todos los demás frentes (político, económico, diplomático o cibernético) estamos en guerra con Rusia. Y lo mismo cabe decir desde Moscú, dado que todos los miembros de la Unión Europea figuran en su lista de países hostiles, sea por aplicar sanciones contra Rusia o por suministrar armas a Kiev. Eso significa, atendiendo a las amenazas lanzadas por el propio Vladímir Putin, que pueden ser objeto de respuestas insoportables si no cejan en su empeño.

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El impacto de la guerra de Ucrania sobre la UE

BRUSSELS, BELGIUM - MAY 8: The Berlaymont, the EU Commission headquarter is lighted in Blue and Yellow, the colors of the Ukrainan Flag on May 8, 2022, in Brussels, Belgium. According to American intelligence, May 9 marks a deadline for the Russian president, Vladimir Putin who intends to declare a victory or significant progress on the Ukrainian front. (Photo by Thierry Monasse/Getty Images)

Publicado originalmente en politicaexterior.com

La guerra de Ucrania marcará un antes y un después en el proyecto europeo. Una UE reforzada por su confrontación victoriosa con la Rusia de Putin, con vocación geopolítica, sustentada por un ‘patriotismo europeo’ y con más Estados miembros adquiriría, por fin, un nuevo peso en la escena internacional.

La guerra de Ucrania es, desde el colapso de la Unión Soviética, el acontecimiento que más impacto tendrá en la Unión Europea. Los efectos serán diversos: algunos ya los estamos viendo, otros resultan menos obvios. Algunos son muy probables, mientras que otros son solo posibles. El grado de posibilidad de algunas de las consecuencias será ínfimo, pero al menos se tendrán en cuenta en el debate que seguirá a esta crisis. Este debate, en realidad, ya ha empezado. La hipótesis de partida es que Ucrania, con el apoyo de la UE, la OTAN y el resto de aliados internacionales, frustrará los objetivos de Vladímir Putin. Tengo por cierta esta hipótesis, pero dudo si sucederá a corto plazo o, desgraciadamente, se logrará en el medio y largo plazo, lo que aumentará la destrucción, el sufrimiento y el rencor que dejará esta guerra como legado.

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La paz no es todo, sin la paz no hay nada

la pazTratar de investigar las causas, de ningún modo supone justificar los efectos, y menos aun, a quién los genera. Cuando los sentimientos ante la tragedia dominan el escenario, apenas queda lugar para preguntar, ¿cómo hemos podido llegar a esta dramática situación? ¿Se podría haber evitado, o al menos intentado? La guerra fría (al principio de los 60 yo vivía en la RFA, primera línea de frente entre los bloques sistémicos, estos sí lo fueron), al amparo de unos acuerdos de seguridad compartida, reducía drásticamente las posibilidades de una confrontación nuclear consciente, excepto por causas accidentales, que sí las hubo, pero se superaron sin darles publicidad. Lógico.

El vértigo causado por la instalación de misiles soviéticos en Cuba, 1962, constituyó el paradigma que puso ante los ojos de mundo la locura de la “destrucción mutua asegurada” (MAD), “quien primero aprieta el botón, muere en segundo lugar”. Recordemos: Kruschev retorna los misiles a casa; Kennedy promete que no invadirá Cuba (tras el fracaso de la playa Girón un año antes), además de retirar los misiles de Turquía en el flanco sur de la URSS, sin documentos escritos de por medio, y sin hacerlo público a petición de Kennedy.

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