Apuntes y reflexiones del debate “El Plan Industrial del Pacto Verde”

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Con el único ánimo de continuar el debate, recogemos aquí las reflexiones y propuestas formuladas por ponentes y asistentes al coloquio celebrado el 8 de junio en la Fundación Carlos de Amberes. En modo alguno se pueden interpretar como conclusiones de consenso, sino aportaciones para el debate. Europa en suma, como asociación plural, no tiene una posición definida al respecto. La mesa estuvo formada por Miguel Sebastián, profesor de Fundamente Económicos de la UCN y exministro de Industria, Pilar del Castilla, eurodiputada de la Comisión de Industria y exministra de Educación y Cultura, Florent Marcellesi, portavoz de EQUO y exeurodiputado de Verdes/ALE, y Timo Guerres, investigador del Instituto de Investigación Tecnológica de la Universidad de Comillas, todos ellos moderados por la periodista de RNE y socia de Europa en suma, María Dolores Albiac.

  • Las carencias de la Unión Europea en términos industriales ya estaban ahí. No las trajo la pandemia, solo las evidenció, las desnudó… en cadenas de valor y distribución insostenibles, dependencia energética... 
  • La política mancomunada de reactivación, sumada a las ayudas estatales, son pasos de la UE en la dirección correcta, aunque la velocidad es lenta. 
  • El gran "tractor" de la transformación industrial o es la digitalización o no será, ni se logrará el objetivo climático de cero emisiones para 2050. Pero la crucial digitalización en la transformación verde pasa por una política común de gestión de datos industriales y esto es el futuro de la economía. 
  • Los fondos Next Generation y los de Reactivación potencian la industria propiamente verde: las energías limpias —solar, eólica, etc.— o la transformación de la industria automovilística hacia el coche eléctrico. Pero una carencia de fondo es que no se plantea la misma intensidad en la transición a una economía circular de otras industrias tradicionales muy contaminantes, como buena parte de la metalurgia, la petroquímica o las industrias cementeras o del acero. 
  • Tampoco se planean actuaciones clave para estimular otras que también  son consideradas puntales de futuro, como las relacionadas con la "nanotecnología" -semiconductores o vacunas, por ejemplo- y todo lo relacionado con lo aeroespacial -desde drones, como vemos en la guerra de Ucrania, hasta los satélites, pasando por los aparentemente inofensivos globos aerostáticos. De todos modos, aunque ya esté la tecnología necesaria para esa transformación, aún no es rentable para esos sectores que, además, requieren también de mayor regulación, y seguridad jurídica. 
  • Frente a EE.UU y China, Europa se estaba quedando atrás respecto a la transformación industrial. China empezó en 2015 y, aunque más reciente, la de EEUU es bastante más potente que la europea: con la Inflaction Reducction Act, IRA, con 369.000 millones de dólares directos, junto con exenciones y avales hasta 700.000 millones, y tras otras tres leyes —de infraestructuras, Chips y Ciencia y Made in USA— que ya sumaban algo más de medio billón, al menos 1,7 billones de dólares en total durante una década.
  • Es importante el salto de integración del primer Fondo mancomunado UE creado para la reactivación postpandémica con 723.000 millones de euros; pero la ayudas de los países son un complemento necesario, dada la menor cuantía en relación a la iniciativa EEUU, y no digamos a China. Aunque se plantean serias dudas de que puedan mantenerse con el regreso a la ortodoxia de endeudamiento y el control del déficit.
  • El plan Industrial debería ser indexado también al Fondo de Recuperación ya creado. 
  • Confiar en "el complemento" de las ayudas estatales, es dar luz verde a quienes tengan más margen fiscal o de endeudamiento para "dopar" a sus empresas frente a los países sin esa posibilidad, lo que además de aumentar los desequilibrios de todo tipo al interior de la UE, pone en riesgo el mercado único.  De hecho, esos desequilibrios ya ocurrieron, en la medida en que las ayudas estatales a las propias empresas en la pandemia ya sumaron en Europa 672.000 millones de euros, al menos el 65% concentradas en Alemania (9,1% de su PIB) y Francia (6,5%). España dedicó el  1,8% del PIB en ayudas a empresas mientras en Italia alcanzó el 7,5%
  • En relación a esa tensión o carrera global, la iniciativa de EEUU ha sido un aldabonazo para Europa y los mecanismos aplicados en EEUU en la asignación y gestión de las subvenciones y ayudas han sido diferentes y más prácticos. 
  • La reconversión industrial estadounidense y china tiene un componente proteccionista en abierta contradicción con la regulación de la Organización Mundial del Comercio, que la UE sigue cumpliendo a pies puntillas. 

 

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