La tertulia de Europa en Suma con el secretario de Estado para la Unión, Íñigo Méndez de Vigo.
Efectivamente, tenemos noticias de la capital de los 28, unas buenas y otras, no tanto.
La buena es que meses después de las elecciones al Parlamento Europeo e, indirectamente, a la presidencia de la Comisión tenemos “ejecutivo” al completo, Presidente y Comisarios.
La no tan buena es que las informaciones que llegan de la capital de la unión ocupan, como es habitual, lugares marginales en los informativos, desplazadas por fallecimientos, amenazas separatistas varias o inminentes ataques USA. Solo nos acordamos de la gente de Bruselas cuando hay tormenta (económica), para echarles la culpa de todo.
Cierto es, reconoce Méndez de Vigo, que cuando llegó la crisis, la Unión no estaba dotada de los instrumentos suficientes. Y cita al presidente saliente del Consejo, Van Rompuy quien decía que hace seis años, cuando el barco se hundía, fueron a buscar los botes salvavidas y no existían. Hubo que construirlos allí mismo, sobre la marcha.
El secretario de Estado para la Unión subraya que con la nueva Comisión hemos culminado un proceso que comenzó hace muchos años, para conseguir vincular las instituciones a la población. Porque el proceso europeo no está escrito, añade Méndez de Vigo. Son las instituciones y los ciudadanos los que tienen que hacer las cosas, en un proceso, reconoce, que no es siempre fácil de explicar, porque no estamos ante un Estado clásico, con separación de poderes.
Hace años, recuerda el secretario de Estado, veíamos que una de las razones para el desinterés de la gente en las elecciones se debía a que no daba la sensación de estar eligiendo a alguien.
En esta ocasión, los distintos partidos políticos han presentado a sus candidatos y se ha respetado el resultado de la votación con la elección de Jean-Claude Juncker como presidente de la Comisión. Y creo, añade, que en las pasadas elecciones hemos hablado de programas comunes y no tanto de cuestiones nacionales, como era habitual.
Por lo tanto, indica, el presidente tiene más legitimidad, más autoridad y más independencia. Por ejemplo, se apuntaba que iba a haber solo dos mujeres comisarias y hay nueve. Y en esta ocasión no se puede hablar de burocracia europea porque el nuevo ejecutivo está plagado de políticos.
¿Y cuáles son los grandes retos para los próximos cinco años?
Méndez de Vigo los ordena. Primero, mejorar la competitividad y reducir el desempleo. En segundo lugar, indica, la emigración, necesitamos una estrategia global. Y, afortunadamente, dice, se ha creado una cartera para este apartado, que estaba repartido antes entre varios departamentos.
En tercer lugar, la cuestión de la energía. Los gobiernos europeos, reconoce, son muy conservadores en esta materia y solo actúan cuando es muy necesario. Y hoy lo estamos viendo con la situación en Ucrania, por donde pasan los gasoductos que traen el gas ruso a la Europa Occidental. Creo, afirma, que en los próximos meses vamos a tener muchas propuestas en este terreno.
Entramos en la tertulia con el nombramiento de Arias Cañete como Comisario para la Energía y el Cambio Climático. Frente a los comentarios sobre la pérdida de peso de España en la Comisión, Méndez de Vigo asegura que está más que satisfecho por esta designación. Matiza el secretario de Estado que en los ajustes para los nombramientos europeos su gobierno nunca ha planteado que Luis de Guindos fuera a presidir el Eurogrupo ya mismo. Cierto es que las situación en España ha mejorado y tal como estaban las cosas hace dos años hubiera sido inimaginable plantearse este nombramiento.
En cuanto a la situación en Ucrania, Méndez de Vigo indica que la Unión está consiguiendo algo muy importante, como es mantener la unidad de acción de los 28, algo que no ha sido posible siempre.
Ante el inminente referéndum en Escocia, el secretario de Estado recuerda que el Tratado de Lisboa recoge ya la posible salida de un Estado de la Unión, pero no se contempla en absoluto la salida de una parte de un Estado, y menos aún del reingreso de esa parte desgajada. Argelia y Groenlandia salieron del viejo Mercado Común como parte que eran, respectivamente de Francia y Dinamarca, pero en ningún momento se han planteado su “reingreso”. Y el nuevo presidente de la Comisión ya ha dejado claro que ningún Estado va a sumarse a los 28 en sus próximos cinco años de mandato.
Aunque los Tratados indican que la posible división de los Estados es competencia de ellos mismos, Europa no desea absoluto la implosión interna de las partes que la forman. Los sucesivos presidentes de la Comisión, Prodi o Barroso, dejaron claro que la creación de un nuevo estado independiente supone su salida de la Unión. Pero los independentistas, estima Méndez de Vigo, son o parecen ser inasequibles al desaliento.
Quizá el primer problema de los muchos que tendrá que atender la nueva Comisión será, si Escocia dice no, como reencajar a un nuevo, convulso y mutilado Estado en su seno: el Des-Unido Reino de la Hoy-Más-Pequeña-Bretaña.
