...Y vendrán más refugiados.

...Y vendrán más refugiados.

La tertulia de Europa en suma, con Gil Arias, Director adjunto de Frontex y Carlos Ugarte, director de Relaciones Externas de Médicos sin Fronteras.

El mar, de un azul purísimo, aparece en los cuadros de Picasso y Matisse. El aire, limpio y cálido. Un escenario cargado de leyendas, de mitos, que atrae a los visitantes del norte brumoso. El Mar que está entre las tierras, el Mar nuestro, el de Ulises, escenario hoy de nuevos dramas.

Un punto sobre las aguas. El helicóptero desciende y sus tripulantes confirman que se trata de una barca de apenas doce metros de eslora en la que, según se comprueba después, se hacinan 400 personas, refugiados que huyen del hambre o la guerra.

Hoy, el mar mítico sufre varias crisis, las más puntuales en la costa sur, en Libia, donde llegan decenas de miles de refugiados, en medio de los enfrentamientos entre las decenas de guerrillas que apoyan a dos Estados, uno “religioso” al este y otro “laico” al oeste. Y en el extremo oriental, Siria, donde se libra una guerra múltiple entre tres facciones, el régimen de Basar El Asad, la oposición armada y los islamistas, que ha desplazado de su casas de su pueblos o ciudades a millones de personas.

Carlos Ugarte, de Médicos sin Fronteras cuenta que uno de sus colaboradores, que trabajaba en la histórica ciudad de Alepo, no soportó más los bombardeos indiscriminados, cogió su familia y huyó a Turquía.

En la ciudad, una de las cunas de la Humanidad, se registraron  fortísimos combates entre fuerzas del gobierno y de la oposición. La ciudad fue tomada después por los islamistas, que mostraron en Internet como degollaban a cientos de habitantes. Ahora es víctima de los ataques con bombas-barril lanzados por la figura en alza de régimen, Shail Al Assan, conocido como El Tigre, el despiadado coronel que no distingue ente combatientes y población civil. Su única estrategia es la de la tierra quemada.

El conflicto sirio, que nació con las protestas de la primavera árabe contra el régimen de Damasco, ha causado de momento más de 200.000 muertos y mas de seis millones de desplazados internos. Cuatro millones están refugiados en los países del entorno. Hoy, la tercera ciudad de Turquía es la formada por los campos de refugiados sirios.

Hay que situar el problema con cifras, dice Gil Arias, director adjunto de la Agencia Europea para las fronteras. El año pasado, la situación fue crítica, se batieron todas las marcas desde que hay registros. Hoy, el 80 % de los que llegan a Europa son refugiados y el 20%, inmigrantes económicos. Hace años las cifras eran justo al revés. Llegan sirios, sobre todo, pero también iraquíes, eritreos, somalíes …. No tratan de vivir mejor, sino, simplemente de salvar la vida.  Solo el año pasado registramos 283.000 entradas, más del doble que el 2013. Y en lo que va de año, la cifra se ha multiplicado por tres con respecto a 2014, 60.300 llegadas.

Frontex, subraya Gil Arias, tiene un mandato para la vigilancia de las fronteras, no de salvamento. Pero el mar está regido por convenios internacionales: hay que proceder a salvar a las personas que estén en peligro, con lo cual estamos abandonando en parte la tarea fundamental, la de vigilancia. Casi 40.000 personas han sido salvadas en el mar y 10.000 por la actual operación Tritón, cerca de las costas libias, obviamente por razones humanitarias. Salvamento italiano es quien tiene el mando y decide que se dirija a un barco con problemas cualquier buque que se encuentre en la zona. Las mafias cargan los barcos con un mínimo de combustible, agua y comida porque saben que serán rescatados.

En España, afirma Arias con rotundidad, no tenemos un problema de inmigración, al margen de las escenas puntuales en las vallas de Ceuta o de Melilla. A nuestro país apenas llega el 3% de los refugiados que alcanzan el territorio de la UE.  Italia recibe el 60%, 170.000. España, 8.000.

En el Mediterráneo se han ahogado en los últimos años unas 2.000 personas, recuerda Carlos Ugarte, de Médicos sin fronteras. Solo en la catástrofe del pasado mes de abril murieron 800 refugiados. Y cada año que pasa empeora la situación. No se resuelven las distintas crisis humanitarias y surgen otras nuevas. El año pasado tuvimos en todo el mundo 50 millones de desplazados forzosos, la mayor crisis de este tipo desde el final de la segunda Guerra Mundial.

Tenemos que contemplar tres elementos, indica Ugarte:

Primero, entrar en Europa de manera legal, como asilo humanitario o por reagrupación familiar, es una misión imposible.

En segundo lugar, hemos fortalecido las fronteras terrestres, en Bulgaria, Grecia, Ceuta o Melilla. Pero ahora hay que redirigir los esfuerzos hacia la costa libia.

Y en tercer lugar fue sangrante la suspensión de la operación militar Mare Nostrum para la búsqueda activa de supervivientes. ( Mare Nostrum se suspendió por el enorme costo que tenía para Italia)

Nosotros, dice, tenemos en funcionamiento dos barcos para la búsqueda activa de náufragos. Vemos situaciones dramáticas: barcos de 25 metros de eslora, con mil personas a bordo, y en los de 12, hemos llegado a contar hasta 360. Son pasajeros que juegan, en realidad, a la ruleta rusa, porque tienen muchas probabilidades de naufragar.

En la última reunión de la UE, el 19 de abril hubo gestos, sí, comenta Ugarte, un minuto de silencio por las víctimas, pero pocos hechos. Se pasa el  “muerto” a Frontex, para que asuma misiones que no tiene.

Tendríamos que ampliar la operación Tritón con más medios y con una extensión de la zona de rescate, que hoy cubre unos 300.000 kilómetros cuadrados. Una cosa es socorro, y otra muy distinta diseñar un operación de apoyo, que es urgente, indica el representante de MSF.

Dos puntos muy calientes en la agenda de la UE: reparto de cuotas de refugiados en función del tamaño y riqueza de cada país y ataque contra las mafias que cargan refugiados en Libia, que debe contar con un mandato de la ONU y que, de momento, cuenta con la frialdad rusa y, quizá, china. Alemania, el gran país europeo ya ha planteado sus dudas.

Lo de bombardear los barcos de la mafias es “ alucinante” según los ponentes del coloquio. Los barcos solo se pueden desmontar o destruir en lugares seguros. Lo contrario es provocar una problema ecológico serio, señala el director adjunto de Frontex. Y si se destruyen los barcos más grandes quedarán lo más pequeños, los más peligrosos, remacha Ugarte.

El diario británico Guardian citaba recientemente al jefe de una estas mafias, un tal Abu Hamada, un constructor sirio que ahora dedica a “ ayudar” a sus compatriotas. Cada barco con 20 pasajeros le proporciona unos ingresos de 380.00 dólares. Gasta la mitad en el barco, 70.000 en llevar a los refugiados hasta la costa, 30.000 para alojarles hasta la partida y 15.000 para la tripulación. Aparte de otros costos extra como el pago a las policías, le queda un beneficio neto de unos 50.000 dólares por operación.

Un participante en la tertulia comenta que todo esto es como ir a la “farmacia” para resolver el problema; damos paracetamol, cuando el problema es mucho más grave. Tendría que ser resuelto por los cirujanos, por los políticos. El origen de estas crisis está en la invasión de Iraq, que rompió el país en mil pedazos y en los esfuerzos para acabar con el régimen de Gadafi, que han convertido a Libia en un caos.

Lo que empuja a los refugiados a la huida es irresistible, señala Ugarte; seguirán haciéndolo, y tenemos que intentar que no se ahoguen. Nosotros no hablamos de límites, se trata de salvar la vida de las personas. Y el director adjunto de Frontex repite: Europa acepta una carga mínima por la situación en Siria ¿ Que país de la Unión asume o asumiría lo que esta haciendo Turquía con los millones de sirios que tiene acogidos?

Según el acuerdo de Dublín, los refugiados se quedan hasta ahora en el país de llegada, lo que hace insoportable la situación para algunos, como Italia. La UE estudia ahora reformar el reparto, que los Estados asuman nuevas cuotas en función de su tamaño, población y riqueza. España debe subir su cuota hasta el 9,1 %. El año pasado acogió 2.000 refugiados. Alemania, 60.000.

Según estudios de la ONU, 230 millones de personas en el mundo son posibles  inmigrantes irregulares, refugiados o como se les quiera llamar.

Malasia está rechazando estos días a miles de refugiados de la minoría musulmana Rohingya, de Mianmar o Birmania. El gobierno malasio dice, simplemente, que no puede ser amable y que no puede dar acogida a los huidos. En los últimos meses 25.000 miembros de esta minoría se han lanzado a las aguas hacia Malasia o Tahilandia.

La emigración de la zonas más pobres o en crisis a las más ricas o favorecidas  ha existido siempre y continuará existiendo, recuerda en un informe reciente el profesor de Oxford, Paul Colliers, experto en economía de África.

Solo en Italia, y según fuentes oficiales, se estarían preparando para la llegada desde Libia de 200.000 personas en los próximos meses...

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