Europa en Suma inaugura la nueva Librería Fuentetaja, recién reformada.
No estábamos del todo convencidos, a pesar de las seguridades que nos había dado el propio Carlos Sotos, de que aquello (el escenario) fuera a estar en condiciones de poder celebrar allí esta edición de La Hora Europea, con Suecia como “país invitado” para hablar precisamente de lo que ha sido la presidencia sueca, a punto de concluir, y de las perspectivas de la Unión tras la entrada en vigor del Tratado de Lisboa.
Pero sí que fue posible, y resultó uno de los coloquios más concurridos y más interesantes de cuantos hemos organizado en Europa en Suma, aunque los obreros y los decoradores seguían, mientras tanto (con toda la discreción posible, desde luego, lo cual merece un inmenso agradecimiento por nuestra parte), con su tarea de culminar la reforma que se ha llevado a cabo en la Librería Fuentetaja, que cambiado radicalmente el aspecto, la estética y el planteamiento de ese recinto para convertirlo en un sorprendente espacio cultural lleno de posibilidades, donde, aparte de comprar libros, uno puede sentarse a hojearlos (o leerlos tranquilamente), o asistir a una tertulia o a la presentación de una novedad editorial, o tomarse una copa, o cenar….
La idea es celebrar allí las tertulias de Europa en Suma a partir de ahora, gracias a la amabilidad de la gente de Fuentetaja. A la que tuvo lugar el pasado día 2, asistió el Embajador de Suecia, Anders Rönquist, en representación de su país. También acudieron el Primer Secretario de la embajada de la República Checa, Ludevít Hrúz; el Primer Secretario de la embajada de Bélgica, Gommar Dubois, y la responsable de prensa y comunicación de la embajada de Grecia, Julia Livaditi, además del Segundo Secretario de la embajada de Rusia, Alexey N. Bocharnikov. Éramos alrededor de 25 personas en total, y por primera vez se sumaron a La Hora Europea varios compañeros de Radio Nacional (redactores o corresponsales), que han querido incorporarse como socios de Europa en Suma.
Lógicamente, se habló sobre todo de lo que han supuesto estos seis meses de presidencia sueca de la Unión y de los avances que representa el Tratado de Lisboa, de la actitud ante el cambio climático, del papel que les queda por jugar a partir de ahora a los países que desempeñan las presidencias semestrales (especialmente en el caso de España, a partir del primero de enero), de las funciones de la Comisión Europea, el Consejo y el Parlamento en la nueva situación, del futuro servicio exterior común y, por supuesto, de las personas designadas para los cargos de Presidente del Consejo y Alto Representante para la Política Exterior y de Seguridad. Y respecto al nombramiento de Herman Van Rompuy y Catherine Ashton para esos cargos, curiosamente, nuestros invitados no españoles dijeron haber apreciado en nuestro país, en la prensa y en los comentarios, un tono mucho más crítico y más duro hacia ellos que en otras latitudes, cosa que les sorprendía: su impresión es que los dos harán un buen papel en sus puestos respectivos.
El diálogo fue amplio y espontáneo e incluyó asuntos relativos a la política agrícola común, la investigación y la innovación, o las formas de vida, la inmigración y las relaciones entre diferentes comunidades, culturas y símbolos religiosos en los distintos países de la unión. Hasta se habló de literatura policiaca, y el embajador Rönquist hizo ver, en defensa de la imagen de su país, que si allí se cometieran de verdad todos los asesinatos que aparecen en las obras de tantos escritores suecos de novela negra que triunfan en la actualidad, la población sueca como tal podría encontrarse en peligro de extinción. Y no parece el caso, hoy por hoy.
Resumiendo, la tertulia se inició entre el sonido de los martillos y los taladros (que muy pronto moderaron su tono y su empuje hasta callar completamente), y terminó con la impresión general de que había sido una reunión agradable y enriquecedora y con la determinación de seguir charlando de esos y otros temas.
